La Transpireniacia es una de las rutas de montaña más largas de toda la Península Ibérica y, siguiendo el GR11, discurriendo por la ladera sur de la cordillera pirenaica, une el Mar Cantábrico (Cabo de Higuer) con el Mar Mediterráneo (Cabo de Creus) a través de sus 767km.
Desde que se homologó en 1985, son miles las personas que se han aventurado seguir las líneas blancas y rojas que señalizan el recorrido.
En este viaje hemos querido vivir la aventura de la Transpyr, siguiendo las huellas del Eje Transpirenaico desde nuestra autocaravana, deteniéndonos a exprimir cada uno de sus valles.
Esperamos que os guste la propuesta que os presentamos para disfrutar de la Transpirenaica en autocaravana.
12 de julio: Vitoria-Refugio Cap de Rec (563km)
Un año más, condicionados por la incertidumbre producida como consecuencia del maldito Covid-19, las vacunas, las pruebas pcr y las fronteras, decidimos quedarnos por “aquí” y realizar una nueva incursión a tierras pirenaicas.
En esta ocasión, conseguimos salir en mejores fechas que otras veces, así que iniciamos la ruta desde el punto más lejano para ir acercándonos poco a poco a casa.
Debido al excesivo calor que vivimos en nuestro viaje por los Pirineos anterior, no fuimos capaces de visitar el Pirineo Catalán, así que esta vez, con la idea de seguir la Transpirenaica en autocaravana (GR11) iniciamos el viaje desde allí, concretamente desde el refugio Cap de Rec.
Huyendo de las lentas, reviradas y masificadas carreteras nacionales españolas, fuimos víctimas de los números peajes que han ido creciendo como setas en estos últimos años.
Las vías de pago son tediosas, pero mi suelen ser la paz que precede a la tormenta, concretamente al último puerto que hay que superar para llegar a Cap de Rec.
No es que sea especialmente complicado, pero tiene curvas cerradas y unas pendientes que podrían competir sin problema alguno en la misma liga de las “tornantes” alpinas, con el agravante de encontrarse en plena obra de ampliación, por lo que tuvimos algunos kilómetros “outroad”, por un camino de tierra, lleno de baches, piedras y numerosa maquinaria de obra. Lo bueno es que al llegar sobre las 19:00, no había nadie trabajando y salvo un tractor y algún 4×4, no nos cruzamos con nadie más.
Una vez arriba, el espacio es amplio, asfaltado, bien nivelado y con plazas “AC friendly”, en las cuales podemos aparcar sin salirnos de la raya blanca.
Una vez apostados, salimos a merodear he hicimos amistad con un autocaravanista catalán que suele frecuentar este sitio. Además, hicimos también buenas migas con una pareja novata en esto del “camperismo”, pero con una amplia experiencia en otros ámbitos de la vida que les hace muy aptos para ser un valor a sumar en nuestro mundo autocaravanístico.
Pese a estar la península en plena ola de calor, los casi 2000m de altitud y un tiempo caprichoso nos obligó a retirarnos a la AC por frío.
Cenamos, acomodamos a nuestra Brandy y nos fuimos a planchar la oreja.
Las coordenadas del parking son: 42.43, 1.66611
13 de julio: Refugio Cap de Rec – LLac de L´Orri (0km)
Después de una noche tranquila pero fresquita, sacamos a Brandy a pasear y de paso jugar un poco con el Labrador chocolate de nuestros simpáticos vecinos.
Parapetados con más ropa de la que cabría esperar para un mes de julio, hicimos el bonito trekking que hay hasta el LLac de L´Orri.
Saliendo del aparcamiento y siguiendo las indicaciones llegas a un sencillo lago de alta montaña situado en un enclave fantástico.
La ruta no es complicada y se tarda una hora escasa, pero si os animáis a hacerla, procurad llevar calzado adecuado y palos de trekking. En algún momento os pueden ser de ayuda.
Después de merodear un buen rato por la zona y juguetear con la perruca en los enrevesados meandros del riachuelo junto al lago volvimos por el mismo camino por el que habíamos subido.
50 minutos después ya nos encontramos nuevamente en el parking y como era pronto, estuvimos rondando el refugio, que cuenta con bar-restaurante. El resto de instalaciones, al estar orientadas exclusivamente al esquí, se encontraban cerradas.
Después de una buena charleta con nuestros vecinos, nos retiramos a la AC a comer y, al echar pequeñas chaparradas, también a descansar un poco, ya que no es plan de cansarse el primer día de ruta.
14 de julio: Refugio Cap de Rec – Estany de la Pera (0km)
Estábamos tan a gusto en Cap de Rec que decidimos darle un día más y de paso, hacer una de las rutas estrella de la zona: El Estany de la Pera.
Saliendo por las casetas de esquí, fuimos siguiendo la misma ruta del día anterior, solo que en lugar de ir dirección al Lac de L´Orri, lo hicimos dirección El Pradell.
4km y 1h hora después de divertido trekking ya estábamos en el refugio del Pradell, desde se pueden divisar unas vistas panorámicas brutales de la Sierra de Cadí.
Las vacas estaban algo alteradas por los buitres que las merodeaban, así que no nos detuvimos demasiado en la zona y seguimos nuestro camino.
Seguimos otros 4 kilómetros por una pista de tierra habilitada para la circulación de vehículos, hasta llegar al refugio de Pollineres (42.445835, 1.610303), desde donde sale el bonito trekking que lleva hasta el Estanys de la Pera.
No es que sea muy complicado, pero el camino tiene su miga. Paralelo al riachuelo “Del Moli”, ascendemos 200m en 3 kilómetros hasta llegar al refugio, donde hay servicio de comidas.
Bajando por la pista de detrás del refugio, en 500 metros aproximadamente, hay un desvío hacia la derecha que nos lleva hasta el Estanys de la Pera, un bonito lago de alta montaña.
Bajando por la misma pista, llegas al hermano pequeño del otro lago, el Pettit Estanys de la Pera, otro lago con un acceso mucho más fácil que el otro.
Con las piernas algo cansadas, decidimos no castigar más las rodillas e hicimos el camino inverso por la pista para vehículos hasta llegar al Pradell.
22km y 8h más tarde ya nos encontrábamos de vuelta en la autocaravana, donde nos quedamos a reposar lo que quedaba de tarde.
Si no sois muy de andar, sabed que se puede llegar en autocaravana hasta el refugio de Pollineres (42.445835, 1.610303), donde hay un aparcamiento en el que, aunque es pequeño, no hay problema para pernoctar.
La pista es de tierra, con 4 metros de ancho y muchos baches, pero la belleza de la zona nos hace insistiros en que vayáis hasta allí.
15 de julio: Refugio Cap de Rec – Martinet – Bellver de Cerdanya – Estación de esquí Sant Joan de l´Erm (86km)
Después de tres días sin mover la AC, decidimos que ya era momento de poner rumbo a nuestro siguiente destino, el refugio de Sant Joan de l´Erm, así que recogimos todo, nos despedimos de nuestro amable “vecino”, quien nos recomendó el destino final de ese día, y pusimos rumbo a lo que sería la primera parada: Martinet.
Desandamos el enrevesado puerto y al llegar a la carretera principal, giramos a la izquierda para llegar en pocos minutos al AS de Martinet (42.359051, 1.696708).
El área es gratuita, dispone de carga y descarga de aguas, WC incluido y previo pago, se puede hacer uso de electricidad.
El área es grande, asfaltada, relativamente nivelada y junto a las piscinas de Martinet, por lo que puede ser un destino interesante para quienes viajéis con niños. También hay un río con zonas de fácil acceso para quienes os guste bañaros a lo salvaje.
Hicimos un poco el turista por el pueblo y antes de volver a la ac, compramos pan y unas “cocas” de anís en la panadería que hay a la entrada de Martinet.
Después de comer y bajo un intenso calor, nos acercamos a la población medieval contigua, Bellver de Cerdanya.
Recorrimos sus calles empedradas hasta llegar a la iglesia desde donde, apostados en la muralla, pudimos disfrutar de unas vistas preciosas de las montañas de alrededor. Desde allí vimos el pueblo de Talló, el cual visitamos alargando un poco el paseo.
Finalizada la visita pusimos rumbo a lo que sería nuestro destino para sobrevivir a las aglomeraciones previstas para el fin de semana, la estación de esquí Saint Joan de l´Erm.
Los últimos 37 kilómetros se podrían dividir en dos partes: 10km de carretera turística y 26km de un pedazo puerto panorámico.
La subida es larga, pero no es dura. Hay herraduras, pero nada que un cinturón de acero sea capaz de superar con los ojos cerrados.
Una vez llegas arriba hay un refugio-restaurante con un parking propio, además otros aparcamientos de línea blanca (42.417748, 1288041). Alrededor del refugio hay numerosas barbacoas y zona de picnic.
Si tenéis suerte y no hay mucha gente, tal vez podáis quedaros donde lo hicimos nosotros, en el parking de tierra que hay justo en la curva anterior al primer apartadero (42.413661, 1.287841). Ojito porque el asfalto hace un pequeño escalón para acceder al sitio, así que mejor entrar cruzando la autocaravana.
Por si os sirve de referencia, nosotros nos quedamos justo en el lateral con el morro cerca de la fuente de agua potable, pero sin tratamiento sanitario. En ese sitio estábamos muy bien nivelados y al abrigo de los pinos.
En la parte de atrás hay otra zona nivelada en la que se puede aparcar, junto al depósito de agua para la extinción de incendios, pero con la AC nos gusta estar siempre en zonas de fácil escapatoria…por lo que pueda surgir.
16 de julio: Sant Joan de l´Erm Vell – Coll de la Culla (0km)
Después de una noche muy tranquila y fresquita, nos levantamos con ánimos renovados y las pilas a tope, así que después de desayunar, cogimos los bártulos y nos pusimos rumbo al antiguo hospicio Sant Joan de l´Erm Vell.
La ruta se puede iniciar directamente desde la pista que hay frente al parking donde estábamos aparcados, pero preferimos acercarnos hasta la zona del refugio para ver “que se cocía” por allí.
La ruta no es complicada y discurre a través de un agradable sendero bajo la sombra de los pinos.
A mitad de recorrido se llega al Coll de la Culla, una zona abierta con unas buenas vistas de las cumbres contiguas y donde puedes encontrar hasta un banco.
Una hora de paseo más tarde llegas a las ruinas de lo que fue un hospicio construido a principios del S. XIX y en el que se daba asistencia a la gente que cruzaba por esos valles.
Varios incendios y una guerra civil acabaron reduciendo a mediados del S. XX el Sant Joan de l´Erm Vell a las ruinas que vemos hoy en día.
Las temperaturas empezaban a subir y no era la mejor hora del día para deambular por ahí, así que volvimos por nuestros pasos hasta llegar a la autocaravana.
El recorrido son unos 11km, con un desnivel poco significativo (+-200mD+) y a paso de paseo jubileta, nos costó 4h (2h ida, 2h vuelta). La mayor parte del recorrido va por sombra y no hay ni riachuelos ni fuentes, así que deberéis ir preparados.
Mientras comíamos, se notaba la cercanía del fin de semana y dos campers se apostaron en diferentes zonas de la zona en la que estábamos aparcados.
A media tarde nos volvimos a poner las zapatillas y fuimos a curiosear por el sendero interpretativo adaptado para personas en sillas de ruedas que tiene su inicio junto a la caseta de información frente al refugio.
Sin mayores pretensiones, volvimos a la autocaravana para organizar la ruta que haríamos al día siguiente.
17 de julio: Sant Joan de l´Erm Vell – Romadriu (0km)
Pese a que durante la noche vinieron varias campers más, el ambiente era tranquilo y bastante respetuoso, por lo que dormimos a pierna suelta…tanto, que se nos fue un poco la hora.
Más tarde de lo previsto y bajo la amenaza de un día de intenso calor, nos aventuramos a realizar el trekking que habíamos programado el día anterior.
Junto a la zona donde tienen aparcadas las máquinas de mantenimiento de las pistas de esquí cogimos el camino que nos llevaría hasta Romadriu, un pueblo muy antiguo cuyo nombre ya apareció en papeles del S. IX.
El camino de ida es totalmente en descenso, junto a un riachuelo y totalmente protegido por la sombra de los densos pinares.
El camino no es que sea muy complicado, pero en algunas zonas hay que andarse con un poco de cuidado. Sendero estrecho, pasarelas de madera y algún puente hacen de ese trekking una pequeña aventura.
Además, al ir junto a un riachuelo, los perruquillos pueden ir refrescándose continuamente.
Después de un descenso de 650m en 4,7 kilómetros llegamos a la mágica población de Romadriu.
Realmente son 4 las casas que están en pie y únicamente 3 están habitadas. El resto están en completa ruina, pero tiene ese “algo” que lo hace especial. Construcciones de piedra desafiando a la fuerte pendiente de la ladera pirenaica, con sus tejados típicos, dan la sensación de haberte transportado en el tiempo a épocas anteriores.
Mientras reposábamos los pies en la Font de l´Escopeta estuvimos charlando con uno de los 4 habitantes habituales de la aldea.
Nos estuvo contando como de niño solía acompañar a su padre a pasar por las montañas material de contrabando de Andorra y paraban a pasar la noche en esa misma población.
Totalmente deshabitada en los años 80, este hombre compró una de las casas en 1993, siendo durante varios años el único habitante, además, al ser el encargado del mantenimiento de las pistas de esquí de Sant Joan de l´Erm, todos los días debía recorrer a pie el mismo recorrido que habíamos hecho nosotros. Nos explicó que cuando nevaba mucho, debía utilizar las raquetas hasta hacer transitable el camino. Poco después vino a vivir un amigo suyo y hace dos años un matrimonio inglés se hicieron una casa en la entrada.
Pese a que llega una pequeña carretera hasta allí, se trata de un sitio realmente aislado, así que nos interesamos por los servicios básicos y nos comentó que obtienen agua y electricidad por la corriente del río, a través de una pequeña central que montaron ellos mismos, viviendo totalmente desconectados de la red general. Para el invierno, cuando el río se congela, disponen de grupos electrógenos diésel.
Después de una charla muy interesante volvimos sobre nuestros pasos, solo que esta vez…todo fue cuesta arriba. Mientras sufríamos la cuesta, no pudimos evitar imaginarnos a aquel hombre haciendo ese recorrido todos los días, con sol, agua, nieve, hielo…pero, aun así, se le veía realmente pleno y feliz.
Durante los 9,4km del recorrido acumulamos un desnivel tanto positivo como negativo de 650m, lo cual nos llevó un total de 5h, paradas para fotos y charleta incluidas.
Cuando llegamos a la AC, vimos que la población de campers había aumentado significativamente, pero el ambiente seguía siendo igual de tranquilo.
Después de comer aprovecharnos para pegarnos una buena ducha y, pese a no haber vaciado las grises, llenamos el agua desde la fuente que teníamos pegada a nosotros.
18 de julio: Sant Joan de l´Erm – Castellbó – La Seu D´Urgell – Plad de Beret (152km)
El domingo 18 de julio el sitio ya empezaba a estar un poco lleno y la afluencia de coches, furgos, autocaravanas, moteros y ciclistas era notablemente superior al de los días anteriores, así que sin prisa, pero sin pausa, arrancamos y nos pusimos rumbo al AC de La Seu D´Urgell.
En el kilómetro 19 bajando el puerto desde el parking de Sant Joan de l´Erm, paramos junto a la fuente (42.375059, 1.354200) para visitar Castellbó, un pueblecito muy chulo que nos había llamado la atención el día que subimos.
El pueblo es chiquitín, pero una auténtica pasada de bonito. Construido sobre la vertical ladera de la montaña, es un placer pasear por sus estrechas y escarpadas calles. Subimos hasta lo que parecía restos de un antiguo castillo y así hacernos una idea de la situación a vista de pájaro.
Según pone en un cartel informativo que hay a la entrada del pueblo, Castellbó se nombra en unos registros notariales de principios del SXVI.
Después de no dejar un solo rincón sin escudriñar, volvimos a la AC y seguimos con nuestro quehacer.
Cuando llegamos a La Seu D´Urgell, nos dirigimos directamente al área de autocaravanas de la localidad (42.358644, 1.465578), una zona muy polvorienta y, aunque está limitada en exclusiva para autocaravanas, hay vehículos que atraviesan por ahí para evitar la carretera estrecha que hay justo detrás del AS.
En el panel de la zona de carga y descarga pone que el agua son 2€, pero en algún momento lo debieron liberar, ya que el acceso al agua es gratuito e ilimitado. Lo único que parece que se cobra es el uso de la electricidad (1€/2h).
Aparcamos justito en la única sombra que hay en todo el parking, pusimos los parasoles, abrimos claraboyas y fuimos a visitar el casco viejo de La Seu D´Urgell.
Las ciudades y pueblos grandes nos echan cada vez más para atrás, así que tuvimos que hacer un auténtico esfuerzo para no darnos la vuelta y escapar a tierras altas.
El casco viejo es muy bonito, lo único que Lorenzo estaba empeñado en ponernos las cosas difíciles y nos estuvo aplastando con unos nada desdeñables 37ºC.
De vuelta en el AS, no sé si era consecuencia del suelo de polvo o el hecho de estar metidos en una zona acotada, sin vistas ni corriente de aire, pero el calor se volvió insoportable, así que después de comer arrancamos dirección al Plan de Beret.
Con la excusa de llevar el aire acondicionado puesto, las casi 2h de trayecto se nos hicieron hasta cortos.
Para llegar a nuestro destino tuvimos que pasar 3 puertos de montaña importantes, pero, pese a que el puerto de Bonaigua (2027m) tenía tantas curvas que parecía un plato de espaguetis mareado, ninguno supuso ningún problema a la hora de superarlos con la autocaravana.
Sobre las 19:00 llegamos al enorme aparcamiento de Plan de Beret, el cual ya conocíamos del anterior viaje a Pirineos, así que, para evitar problemas con los caballos esta vez aparcamos en la zona derecha.
Para quienes nos conozcáis la zona, está llena de caballos y vacas con sus terneros, quienes campan a sus anchas por toda la zona, parking incluido, así que no es de extrañar que utilicen nuestros vehículos para rascarse o incluso aprovechar el calor que sale de la nevera para templarse durante la noche fría.
Aposados en lo que nos pareció un buen sitio, salimos a pasear y nos juntamos con una familia autocaravanera catalana (catalán, catalán, como dice él…jaja) ya que nuestras perrucas hicieron buenas migas.
Mientras las “niñas” desahogaban y soltaban adrenalina saltando y corriendo como locas, nosotros estuvimos intercambiando aventurillas y anécdotas hasta que la altitud, junto al avance de las horas, nos echó encima un bienvenido fresquito, lo que nos obligó a retirarnos a nuestros respectivos vehículos.
19 de julio: Plan de Beret – Vielha – Bossots – Plan de l´Orri (94,3km)
Después de una noche fresquita y placida, nos levantamos al arrullo de los mugidos de las vacas, que nos llevaban un buen rato rondando.
Mientas desayunábamos, nos daba la sensación de estar dentro de un documental de la tele: las manadas de caballos bajan trotando de la ladera, las vacas iban recogiendo los terneros y todo eso en un escenario de alta montaña con un día verdaderamente radiante.
Todavía estábamos un poco cansados de nuestros trekking anteriores así que decidimos bajar a Vielha para hacer un poco de ese turismo que tanto nos cuesta.
Vielha es una zona muy turística y cuenta con 4 parking bastante grandes. Nosotros dejamos la AC en el nº3 (42.701610, 0.798894), donde había algo de sombra junto al río y, pese a haber un montón de autocaravanas, la pernocta no está permitida, de echo las autocaravanas no pueden estar allí de 23:00 a 08:00.
Dimos un paseo por lo que nos pareció la zona antigua y después de haber visto lo que creímos más interesante, nos acercamos al Supermercado Caprabo (42.711035, 0.797645) que hay en las afueras para reponer algunas cosillas en las que andábamos escasos.
Una vez avituallados pusimos ruedas a nuestra segunda visita del día, Bossòst.
Aparcamos la autocaravana en el enorme aparcamiento de tierra que hay junto a la rotonda de la entrada (42.781095, 0.69084).
Paralelos al río, abrimos todas las claraboyas y comimos tranquilamente hasta que…una enorme excavadora se puso a repartir toneladas de grava por el parking.
Sinceramente, si vas a hacer algún tipo de obra, ¿no deberías poner un cartel de aviso?
Pese a que el maquinista esparció tierra bien cerca nuestro, aguantamos estoicos sin movernos del sitio. Nosotros, habíamos llegado antes y no había ninguna señal.
Si hay algo que me ha enseñado la vida es que con alguien que maneja maquinaria pesada, tonterías las justas, así que bajé de la autocaravana y me acerqué al incansable trabajador para preguntarle si podíamos ir a otra zona del parking que molestásemos menos. El hombre, muy amable, por cierto, me dijo que no importaba, que la zona en la que estábamos ya la haría al día siguiente, así que no había ningún problema, salvo el polvo, por seguir ahí aparcados.
Más tranquilos y sabiendo que no nos iban a dar un golpe “accidental” con la pala, fuimos a visitar Bossòst, un pueblo catalogado como imprescindible por la Guía Michelín.
Al principio del paseo, pensamos que los jueces de la Guía Michelín no habían visitado más pueblos que ese, pero una vez llegas a la plaza de la iglesia entiendes por qué es un lugar de visita obligada.
Sus casas típicas y su situación en el valle, hacen de Bossost un bonito lugar para pasar una jornada. Además, se nota que es un lugar muy turístico ya que hay cantidad de bares, restaurantes y tiendas de recuerdos.
Finalizado el paseo volvimos a nuestra AC, nos despedimos del hombre de la excavadora y volvimos para terminar el día en el mismo sitio donde lo habíamos iniciado, Plan d´Beret.
¿No querías taza? Pues toma taza y media…pusimos mal las coordenadas en el TomTom Go Camper y en lugar de ir hacia el puerto deseado, acabamos en el de Bonaigua, el mismo puerto que bajamos ayer y dijimos de visitar un día de estos, ¡pero no ese día!
Una vez arriba, dimos la vuelta y con las coordenadas correctas, cogimos la dirección que debíamos tomar.
Cuando culminamos el puerto, en vez de ir al parking de Plan de Beret, decidimos ir a investigar el parking de Orri, ya que el trekking que teníamos previsto para el día siguiente, salía de ahí.
La zona estaba muy chula, con bastantes autocaravanas y campers, así que allí nos quedamos, en el Plan de l´Orri (42.706630, 0.95601).
20 de julio: Plan de l´Orri – Lago Baciver (0km)
Para ese día las previsiones meteorológicas no eran muy halagüeñas, ya que anunciaban un cambio drástico sobre el mediodía, así que espabilamos un poco y para las 9:15 ya estábamos camino del Lago Baciver (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/orri-lago-de-baciver-10508203).
El trekking sube un poco el nivel de los días anteriores, sumando 530 metros de desnivel acumulado en escasos 7 kilómetros. Además, el camino tiene algunas zonas un poco complicadillas, siendo el paso por un pedregal la más destacable.
A priori puede echar un poco para atrás si no estáis habituados a este tipo de rutas, pero con paciencia, calzado adecuado y un par de palos de trekking, no hay nada que no se pueda superar.
Por si buscáis una referencia, subir al lago, con un paso tranquilorro, nos llevó 1h 20m.
Una vez arriba la visión del lago rodeada por unas impresionantes cumbres de alta montaña, te regalan una postal que hace que el esfuerzo merezca la pena.
Sobre las 11:30 el viento comenzó a cambiar y las nubes aparecieron por detrás de todas las cumbres, así que por precaución iniciamos el descenso por el mismo sitio por el que habíamos subido.
Por lo que insinúan un par de palos señalizadores y alguna otra marca por el camino, da la sensación de que se puede volver por otra vía alternativa, bordeando un poco la zona más vertical y con salida justo antes de la zona de rocas, pero ante la amenaza de tormentas, decidimos no aventurarnos.
Al parecer la lluvia se retrasaría unas horas más de las previstas, así que nos quedamos con Brandy en el remanso del riachuelo que hay junto a un puente que une el sendero con otra pista que también llega al parking de Orri.
Al de un ratito aparecieron dos chicas con un cachorrón de 6 meses y fue el momento “perro”, en el que Brandy se lo pasó en grande, corriendo por la extensa pradera y chapoteando en el agua.
Cuando la fiesta se acabó volvimos a la AC a comer, ducharnos y planificar nuestro siguiente destino.
Sobre las 16:00 las nubes se volvieron tan oscuras como la boca del infierno, desatando una espectacular tormenta de alta montaña.
21 de julio: Plan de l´Orri – Castejón de SOS – Puerto de Ampriu – Cerler (115km)
Después de 10 días por allí, tocó poner fin a nuestro paso por los Pirineos Catalanes y dar paso al Pirineo Aragonés y lo hicimos poniendo rumbo al pueblo más alto de esa zona, Cerler.
Recogimos todo con la efectividad que te da la rutina y nos acercamos al área de autocaravanas de Vielha para reponer lo necesario en la AC.
El Val d´Aran Camper park (42.712834, 0.797926) está al lado del Caprabo donde hicimos compras el otro día, justo detrás de la ITV y por el módico precio de 3€ se permite el acceso a la zona servicios del área.
Una vez devuelta el 100% de la autonomía a la autocaravana, pusimos rumbo a Cerler, pero por el camino decidimos parar en Castejón de SOS (42.512260, 0,494411) que, además de ser la puerta de entrada al puerto de Benasque, por la cantidad de locales que hay ofreciéndolo, también debe ser un punto importante para el vuelo en parapente.
El pueblecito no está mal, pero tampoco nos dio la impresión de ser uno de los “imprescindibles”. Merodeamos por sus callejas, compramos algo de pan de horno de leña y una “corona de Aragón”, un postre similar a las trenzas, en el mercado que se celebra los miércoles y seguimos con “lo nuestro”. La verdad es que los 30ºC que nos estaban sacudiendo de lleno no invitaban a mucho más.
Cuando llegamos a Cerler, vimos que el aparcamiento junto al área lo habían reasfaltado y puesto muy bien, pero el Área Parking (42.586797, 0.538893) seguía siendo una zona polvorienta que no invitaba demasiado a quedarse, así que sin parar el motor siquiera, seguimos hasta coronar el puerto de Ampriu-Cerler (42.560980, 0.569500), donde ya nos quedamos hace un par de años en nuestro anterior viaje por Pirineos.
Los trekking de la zona ya los hicimos en 2019 y, pese a ser una zona de acercamiento para el plan del día siguiente, la idea de poder pasear por el riachuelo y soltar a Brandy para que jugase y se refrescara por la zona del salto de agua, nos resultó inmensamente más atractiva que la de estar en un parking mugriento con el único atractivo de pasear por las calles de Cerler.
A modo de reflexión, me pregunto si, ya habiendo asfaltado el enorme parking junto a las cabinas de la estación de esquí de Cerler, no podrían haber adecentado mínimamente la zona destinada para las autocaravanas. A nosotros también nos gustan los sitios limpios, asfaltados y bien nivelados.
22 de julio: Anpriu – Cerler – Llanos del Hospital (37km)
El plan para ese jueves 22 de julio era el de madrugar un poco para arrancar según nos levantásemos e ir raudos al parking de Llanos del Hospital, un sitio bastante concurrido ya que desde allí se inicia el bonito trekking Llanos del Hospital-Forau de Aiguallut (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/llanos-del-hospital-forau-daigualluts-3202218) y que los sitios para poder aparcar están bien cotizados.
Como nos suele pasar casi siempre que ponemos el minidespertador del chino, no lo oímos y nos levantó Brandy a la hora habitual, las 07:30.
Casi sin quitarnos la legaña, desmontamos lo justo para poder ponernos en ruta y llegar sobre las 8:20 al cotizado parking (42.682155, 0604141).
Al principio da la sensación de ser un parking muy pequeñajo, pero tranquilos, se amplía bastante en su parte trasera.
La zona del fondo estaba llena de autocaravanas y campers, así que la dejamos en el parking intermedio, justo debajo de una efímera sombra.
Mientras desayunábamos pudimos comprobar lo famoso que es ese sitio, ya que para ser un día de entre semana de julio, para las 09:00am, ya no había casi ningún aparcamiento libre.
En invierno es posible seguir hasta el aparcamiento que hay junto al refugio La Besurta, pero en verano el tránsito está prohibido debiendo hacerlo en autobuses lanzadera que salen desde allí mismo y además los perros están permitidos, eso sí, deben viajar en la bodega del autobús; y por si os lo estáis preguntando, la pernocta en todo el parque natural de Posets-Maladeta está prohibida.
Con un calor incipiente, nos pusimos en marcha sobre las 10:00, menos mal que el sendero discurre entre árboles y junto al río Ésera, por lo que los perrucos pueden ir bebiendo casi todo el camino.
Hemos de reconocer que la zona es preciosa y la caminata hasta la zona de la laguna, merece mucho la pena.
Según el Garmin, en el trekking Llanos del Hospital – Forau de Aiguallut, acumulamos un total de 720 metros tanto positivos como negativos en los 15 kilómetros que tiene la ruta de ida y vuelta. Si cogéis el bus lanzadera, os quitáis más de 10 kilómetros, pero os recomendamos hacerla entera, ya que el recorrido es precioso, merece mucho la pena y si lo hicimos nosotros, tú también puedes.
El tiempo invertido fueron de 3h ida y 2h40m vuelta, más el rato que estuvimos refrescándonos los pinreles en uno de los múltiples meandros que ocupan casi por completo la pradera del Plan de Aiguallut, la cual estaba llena de gente haciendo básicamente lo mismo.
Para la gente más montañera, junto al salto de agua que hay al fondo sigue la ruta que llega hasta el refugio de la Renclusa y termina en Forau de Ainguallut, pero eso para nosotros ya es demasiado.
En la autocaravana hicimos lo que viene a ser una comida-merienda, ya que eran las cinco de la tarde para cuando llegamos.
En la zona más cercana al parking hay un sencillo recorrido por las ruinas de lo que han sido los hospitales de la zona durante un montón de siglos, pero los mosquitos estaban empezando a despertarse de la siesta, por lo que decidimos irnos al AP de Cerler (42.589021, 0.537811) y dejar ese recorrido para el día siguiente.
En lugar de subir hasta la estación de arriba, nos arriesgamos a quedarnos en el parking de grava que hay junto a las taquillas del telesilla del pueblo de Cerler.
Siendo sinceros, intentamos quedarnos en el parking asfaltado, pero está tan desnivelado que acabamos cediendo y pasando la noche en el parking de los apestados (¡pegadizo el nombre, eh!).
23 de julio: Cerler – Llanos del Hospital – Sahún – Cerler (51km)
Ese día el despertador funcionó correctamente, así que para las 7:50 ya nos encontrábamos desayunando en el parking de Llanos del Hospital.
Después del trekking del día anterior, decidimos tomárnoslo con más tranquilidad e hicimos la ruta histórica de los antiguos hospitales (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circuito-historico-llanos-del-hospital-7255592), lugares de descanso y refugio construidos para albergar a peregrinos y caminantes, comerciantes y viajeros, que cruzaban los puertos.
A medio camino, cuando estábamos viendo las ruinas de los siglos XVI al XIX, junto a la cascada que hay al lado vimos moverse algo. Al principio no sabíamos si era un lobo, un oso o que narices era, pero en un momento dado, se puso en pie y vimos que parecía una cabra o un corzo.
Pasó un buen rato sin moverse, así que me aventuré a acercarme hasta él, ya que previsiblemente parecía herido.
Con mucha cautela llegué hasta el bichín, que resultó ser un sarrio, y no se movió. Me acerqué lo suficiente como para poder hacerle una buena foto de lo que parecía pus saliéndole del hocico, el cual lo tenía ligeramente ensangrentado.
Sin mucho aspaviento volví a bajar e Irene se quedó con Brandy mientras me acerqué corriendo a pedir ayuda.
Lo que tenía más cercano era el Hotel “Hospital de Benasque”. Esperé pacientemente hasta que me atendió una señorita muy peripuesta. Le conté lo que ocurría y a ver si podía llamar a protección animal o a los forestales. Con mucha parsimonia me dijo que ella no hacía esas cosas, que posiblemente se pasarían más tarde los de protección animal por allí y que ya se lo comentaría.
Sinceramente esperaba algo más de un Hotel erguido en un Parque Natural, en homenaje a los antiguos Hospitales de la zona, así que más decepcionado que frustrado y aprovechando la cuesta abajo, fui corriendo hasta la caseta que hay a la entrada del parque.
Oscar, que así se llamaba el chaval que me atendió me pidió que le mandara por whatsapp las fotos y seguido se puso en contacto con los forestales. Mientras tanto, yo volví a la zona, aunque esta vez sin correr tanto, ya que era cuesta arriba y uno tiene sus limitaciones…
Mientras le contaba a Irene como habían ido las cosas, Oscar me confirmó que el forestal estaba de camino y que le daría mi teléfono móvil para confirmar la situación.
Viendo que el pobre bichín seguía sin moverse, volví a subir hasta él por una esquina, para no estresarlo más de lo necesario y le envié por whatsapp la localización exacta del Sarrio. Por mayor exactitud, marqué en el Garmin un trackpoint y le envié también las coordenadas.
En cuestión de media hora, llegó el guarda y me pidió a ver si le podía echar una mano para inmovilizar al pobre animal.
Me contó que hacía tres años que un virus bastante puñetero había diezmado a la mitad la población de Sarrios en la zona y que se contagiaba muy fácilmente entre ellos, así que era una suerte el que lo hubiéramos localizado.
En un primer vistazo se trataba de un Sarrio de 14 meses y tenía neumonía bastante avanzada, sobre todo por lo débil y pequeño que estaba. El pus de las mucosas no auguraba nada bueno, así que lo agarro por los cuernecitos y lo bajó hasta donde estaban Irene y Brandy esperando.
Sacó una foto y después de enviársela, llamó a los veterinarios, quienes le dieron instrucciones específicas de sacrificarlo y después enviarles el cuerpo.
Le ayudé al guarda a inmovilizar las patas al pobre bichín y lo cargó en su 4×4 para ir en busca de un profesional que realizará con suma precisión el sacrificio.
Con un sabor un tanto agridulce nos despedimos del guarda y seguimos con el paseo.
Llegamos a la autocaravana sobre las 14:00 y la mala leche de ver varios coches muy mal aparcados alrededor nuestro fue considerable.
Nosotros madrugamos, buscamos un sitio donde no estorbemos y con fácil acceso a la salida, ya que no íbamos a estar mucho tiempo allí, pero ni así nos libramos de los maleducados que llegan tarde y dejan los coches en zonas que no son de aparcamiento poniéndonos la salida un tanto complicada.
Con mil ojos a los espejos e Irene dándome indicaciones, conseguí sacar la AC de allí sin remodelar el coche a nadie. Una vez fuera del atestado parking, subimos por la carretera sin salida que hay justo encima de él.
Aparcados en paralelo a la carretera (42.683011, 0.603145), comimos con unas vistas preciosas de todo el valle y los montes que lo rodean. La zona está muy chula y había bastantes autocaravanas y campers, pero la continua presencia de la Guardia Civil nos recordó que la pernocta está prohibida así que, para evitar una mala experiencia y una más que probable multa, a media tarde fuimos a visitar el precioso pueblo de Sahún.
El pueblo es pequeñito, pero tiene mucho encanto. Sus casas de piedra, junto a unas calles estrechas y empedradas, hacen que pasear por allí sea todo un placer.
Si vais de visita, sabed que hay un parking en la parte superior del pueblo. No pongo coordenadas, porque está muy bien indicado, pero si os ocurre como a nosotros, que el parking estaba lleno, toca el momento de buscar alternativas e Irene, que ya es toda una experta copiloto, en el google maps encontró una zona muy cómoda para parar (42.575587, 0.466424).
A la vuelta íbamos a hacer unas pequeñas compras en el eroski de Benasque, pero la falta de sitio para aparcar junto a la enorme cola que había para entrar al super, hizo que tirásemos nuevamente hacia el parking de los apestados en Cerler.
Una vez allí, ducha, cena y después de organizar el plan para el día siguiente, a la piltra.
24 de julio: Cerler – Valle de Pineta (109km)
Y con el fin de semana, llego la marabunta. No os podéis hacer una idea (o tal vez sí…) de lo diferente que fue esa noche del viernes a la del día anterior. La llegada del fin de semana atrajo a toda esa horda de chachi-domingueros, escasos de cultura campista y educación.
El parking de los apestados (con la tontería, se ha quedado con ese nombre para siempre) se fue llenando de autocaravanas y campers con ese tipo de familias de las que parece que sus hijos son culpa o responsabilidad de los demás. Para que os hagáis una idea de la situación, hubo unos críos se lo estuvieron pasando en grande hasta las tantas de la noche tirando piedras a las vallas metálicas que estaban como señalización de la ultra-trail “vuelta al Aneto”. El jolgorio era tal, que una camper salió huyendo de allí con el techo elevado sin quitar. Detrás de él, salieron otra furgo y una autocaravana.
Espero que a nadie le moleste lo que voy a decir, pero el estar en una zona de parking público, en la naturaleza, no es motivo para faltar al respeto a todo el mundo que está allí. A los hijos hay que educarlos en civismo y respeto, valores básicos que les irán muy bien en la vida.
Nos levantamos sin mucha prisa, viendo a algunos de los trail runners que pasaban por allí, recogimos el tinglado e hicimos algo que en los 12 años de autocaravanistas mas 8 de furgoneteros hemos hecho en contadas ocasiones, poner rumbo a un camping, concretamente al Camping Pineta, en pleno centro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
En todo el parque está totalmente prohibida la pernocta, junto a que estábamos en pleno fin de semana, hicimos uso de la cordura y decidimos que la mejor idea era la de ir a una zona controlada, donde está prohibido hacer ruido de 23:00 a 08:00.
Por el camino paramos en el supermercado DIA de Ainsa, ya que teníamos la nevera y despensa un poco vacías. Dejamos la autocaravana en el parking que hay al lado (42.414736, 0.144487) y el calor era insoportable. Estaba claro que Lorenzo se había propuesto cocernos a fuego lento.
La carretera que va hasta Vielsa discurre por un vertiginoso y estrecho cañón, actualmente en obras, el cual espero lo ensanchen un poco, porque para la gente que debe circular habitualmente por allí, tiene que ser toda una desesperación. Camiones, autocaravanas, turistas…un horror para el local.
Sobre las 14:00 ya nos habíamos registrado en el Camping Pineta (42.651633, 0.140676) y, después de haber cambiado las aguas de la ac, ocupamos la plaza que nos habían asignado, la C6.
Después de comer, fuimos a recepción y cogimos un par de fichas para la lavandería (4€ lavadora/4€ secadora).
Aunque hacía calor, la piscina llena de gente no nos llamó mucho la atención, así que dimos un pequeño paseo por la pista que llega hasta el refugio de Pineta.
Terminada la colada, nos acercamos al bar restaurante y encargamos un par de pizzas veganas para pegarnos esa noche un pequeño homenaje.
El camping está bastante bien y, además de estar en un bonito entorno, tiene plazas bien delimitadas, con sombra, acceso a luz y agua, lavandería, piscina, tienda bar y un restaurante con opciones veganas, aun así, a nosotros nos cuesta estar ahí encerrados, rodeados del barullo de la gente. Apreciamos más la paz y tranquilidad de un parking de alta montaña o estación de esquí que cualquier servicio que te pueda otorgar un camping, pero como queríamos rutear por allí, debido a las restricciones, no nos quedó otra opción.
Por los dos días que íbamos a estar allí nos cobraron 56€ (2 adultos, perro, AC y toma eléctrica).
Más información sobre servicios, tarifas, etc. los encontraréis en la web del camping: www.campingpineta.com.
25 de julio: Camping Pineta – Trekking Cascada de la Larri (12km)
La noche en el camping no fue tan plácida como cabría de esperar, sobre todo cuando la norma es la de silencio absoluto de 23:00 a 08:00.
A las 0:00 el camping estaba en pleno apogeo de niños jugando, adultos charlando y después, a las 7:00 ya había gente riéndose y charlando a pulmón partido. Por suerte, para esa hora ya nos habíamos levantado y estábamos espabilando para acercarnos al parking del Valle Pineta (42.6759919, 0.086652).
En la entrada del parking un amable señor nos cobró 3€ y aparcamos junto a dos camper que ya estaban allí.
De la multitud de rutas que se pueden hacer por la zona, elegimos la de la Cascada de la Larri (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cascada-de-la-larri-y-del-cinca-p-n-ordesa-y-monte-perdido-7561452), ya que no es demasiado dura y el valor paisajístico es alto.
Se sale del aparcamiento siguiendo las señalizaciones y una vez habéis llegado al puente metálico, ya no hay pérdida, todo para arriba siguiendo el GR-11.
El trazado sube por una zona de escaleras hechas con madera y tierra, por una zona totalmente arbolada, junto a un precioso salto de agua. Puede parecer algo exigente esa subida, pero si la hacéis sin prisa, con bastones y calzado adecuado, lo superaréis sin ningún problema.
En caso de no querer tanta aventura, existe la posibilidad de subir por la pista para vehículos, que es más suave, pero mucho más larga e infinitamente más aburrida.
Saltando como cabritillas y maravillándonos por el impresionante paisaje de Monte Perdido, llegamos a la cascada de la Larri. Debe ser la excursión principal del parque, ya que la cantidad de gente allí apostada y la que estaba en camino, no era poca.
La ruta tiene un total de 8,4km con un desnivel de subida y bajada que ronda los 400 metros. El tiempo oficial para esta ruta es de 2h40m, pero con fotos y paradas para disfrutar del entorno, a nosotros nos costó cerca de 4h completar la circular. Un dato importante para quienes vayáis con perrucos, es que encontraréis agua durante casi todo el camino, por lo que irán felices como perdices.
A la vuelta íbamos a hacer también la ruta a la cascada de la Cinca, pero el viento fresco y unas crecientes nubes, nos hizo ponernos en modo “supervivencia” y decidimos volver a la autocaravana.
Viendo la cantidad de gente que estaba subiendo por el estrecho y empinado camino, para evitar problemas con Brandy, la vuelta la hicimos por la pista de coches, que es la que se recomienda para la vuelta y hacer así una vuelta circular.
Una vez en la Autocaravana comimos, descansamos y a media tarde estuvimos merodeando por la zona baja del parque, donde visitamos la ermita de Pineta, enfrente del parador.
Por si os resulta de interés, en la zona del parking hay fuentes, wc, bar y una caseta de información.
Parece mentira que estando en un camping, hubiéramos preferido la libertad de estar “ahí fuera”, pero nosotros, somos así.
Bien entrada la tarde volvimos a nuestra plaza en el camping y, aprovechando que teníamos todos los recursos a mano, nos pegamos una buena ducha y…otra vez Pizza para cenar. Guay!
Antes de retirarnos definitivamente a nuestra AC, estuvimos charlando con nuestros vecinos extremeños, que resultaron ser compañeros de profesión y con una manera de vivir la vida autocaravanera bastante similar a la nuestra.
Al día siguiente nos iríamos del camping, pero estábamos seguros de que volveríamos a coincidir en este viaje.
26 de julio: Camping Pineta – Bielsa – San Nicolas de Bujaruelo (95km)
Sin ninguna prisa nos levantamos, recogimos todo, nos despedimos de nuestros amables vecinos y después de recargar aguas, abandonamos el camping para ir a nuestro siguiente destino, el camping de San Nicolas de Bujaruelo.
Todavía era pronto para ir a nuestro destino final, así que paramos en el Parking de Bielsa (42.636434, 0.2115741), un lugar en el cual no aparece ninguna prohibición sobre la pernocta, para visitar esa población.
Bielsa tiene bastante animación y muchos servicios: bares, tiendas, etc…, pero no es un sitio que nos enamorase, posiblemente debido a que durante la Guerra Civil Española fue destruida casi hasta sus cimientos, debiendo ser reconstruida casi desde 0 y no tiene ese “nosequé” que “queseyo”.
Un tanto dubitativos sobre cuál podría ser nuestra siguiente parada, después de atravesar Ainsa, paramos a comer en el área picnic “Parque Llanos de Planduviar” (42.559202, -0.118361), un bonito y amplio lugar verde junto a la carretera que cuenta con fuente, mesas, pero en el que está prohibidísimo pernoctar.
Estábamos disfrutando de la tranquilidad del lugar hasta que 7 coches y una camper de “jubiletas” llegaron al lugar para celebrar lo que parecía una reunión anual de amigos.
Con gran jolgorio obturaron el aparcamiento, lo que obligó a más de un vehículo a tener que hacer maravillas para poder salir de allí.
Tal cual como llegaron, se fueron, momento que aprovechamos para salir de allí y proseguir con nuestro viaje.
En pocos kilómetros cogimos la carretera que sube hasta el camping de San Nicolás de Bujaruelo (42.694142, -0.107413), un lugar del que habíamos oído maravillas.
Enseguida la pendiente carretera se convirtió en una empinadísima pista de hormigón para, seguidamente, convertirse en una pista de tierra llena de baches y piedras aflorando.
Superada esa pista más propia de un todo-camino que de una autocaravana, llegamos al camping en cuestión.
Después de inscribirnos en recepción y recibir como única indicación la de respetar la primera zona para tiendas de campaña, fuimos a la caza del sitio menos malo, ya que el camping es una campa enorme, no parcelada, con un camino de piedra central y en el que cada uno se pone donde bien puede.
Después de una valoración rápida, aparcamos junto a un convoy de 6 autocaravanas de alquiler que viajaban juntas y tenían montado un pequeño campamento.
A ver…hemos leído maravillas sobre este sitio así que nos resulta un poco violento ser los únicos que le vayamos a poner pegas.
El sitio es chulo, pero tampoco algo que no hayamos visto nunca, de hecho, hemos estado en sitios que nos han gustado mucho más, por lo que no vemos muy justificado que los precios de un camping (6€/persona, 10€/autocaravana, 2,5€/perro) casi sin ningún servicio, se acerquen tanto a otros que cuentan con toma eléctrica, piscina, etc… Por otro lado, el área de acampada está rodeada por la pista de acceso al parking público y, desde primerísimas horas de la mañana hasta últimas de la noche, estás continuamente sufriendo a la gente pasando y coches circulando, los que levantan una buena polvareda que te la comes enterita y se podría evitar con algún tipo de seto, pero lo único que te separa del exterior es una simple cuerda. Para terminar, y es una apreciación más personal que una crítica, parcelar los sitios evitan malos royos, discusiones y estrés entre los campistas. Si hay zona para tiendas, se delimita, las demás zonas se marcan, ya bien sea con árboles, mojones, postes o chapas en el suelo. De hecho, no estaría de más alguna sombra, ya que no hay ninguna.
27 de julio: San Nicolás de Bujaruelo – San Nicolás de Bujaruelo (0km)
Después de una noche un tanto movidita por el ir y venir continuo de vehículos al parking, la mañana no fue diferente. Vehículos pasando desde las 6:00am, hicieron complicado alargar en la cama, sobre todo cuando a las 7:00 pasaron por allí un montón de vacas que suponemos las estaban trasladando hacia otros pastos.
Sinceramente, de no haber pagado 3 noches allí, creo que nos habríamos ido esa mañana mismo.
Mientras desayunábamos el convoy de alegres autocaravaneros que teníamos al lado levantó anclas y se fue para ir a la tirolina del valle de Tena. Algo que sabemos porque sus conversaciones eran para todo el camping.
Cansados por no haber descansado correctamente y un tanto malhumorados por la situación en general, salimos a rutear un poco por la zona. Pasando el puente románico que está después del restaurante, junto al caudaloso río de montaña y a través del GR-11 seguimos lo que es una ruta ornitológica. Se nos acabó más rápido de lo que habíamos previsto así que, siguiendo por la pista del GR-11, llegamos hasta la cabaña del Vado de Ordiso, que termina frente a un precioso valle de alta montaña.
La ruta tiene un total de 9.5km y se tarda unas dos horas en completar. Pese a que la dificultad es baja, no hay que olvidar que estamos en alta montaña, así que se debe ir mínimamente equipado para realizarla.
A media ruta, si os desviáis hacia el río justo donde hay un hito de piedras, podréis llegar hasta una pasarela colgante bastante chula.
Cuando llegamos nuevamente a la parte del rio cercana al camping, buscamos una zona tranquila para sentarnos y disfrutar del entorno, pero está claro que el destino quiso hacer nuestro paso por allí complicado, ya que una familia de boronos mal educados, decidió montar su circo entorno a nosotros.
Abuelos, padres e hijos gritando, haciéndose fotos, corriendo alrededor nuestro y para colmo, nos miraron mal porque Brandy se alteró un poco ante semejante falta de civismo.
Una vez en la autocaravana, pese a que el cielo amenazaba lluvia, sacamos la mesa, las sillas y nos empeñamos en disfrutar del entorno que estábamos pagando, pese a que el continuo deambular de coches y gente lo hiciera difícil.
A media tarde llegaron varios coches con tiendas de campaña que se pusieron alrededor nuestro…está claro que las autocaravanas debemos respetar la zona de tiendas, pero no a la inversa.
Entendemos que la zona más cercana a los baños, lavaderos y servicios en general, debido a las carencias de ese tipo de campismo, deba ser para las tiendas de campaña, pero también hay que entender que al tener que hacer toda la vida en el exterior ocasiona un ruido que las autocaravanas no tenemos por qué sufrir, de ahí lo de que existan sitios específicos para cada usuario.
…No me lo puedo creer…disculpad que interrumpa el relato, pero mientras estoy escribiendo esta crónica, uno de los nuevos vecinos ha interrumpido el montaje de la tienda de campaña para sacarse la chorrilla y deleitarnos con una meada digna de una vaca, eso sí, en la rueda de su vehículo. ¿Veis la importancia de que las tiendas se pongan cerca de los wc? ¿este individuo simplemente muestra una ausencia total de educación, civismo y respeto?…pfff…Señor, llévame pronto…¿Cómo puedes orinar en el mismo sitio donde vas a poner tu almohada? O lo que es peor, donde la van a poner otros. Y luego los que tenemos perro debemos salir fuera del camping para que hagan sus necesidades, cosa que los que tenemos educación entendemos perfectamente. ¡Mira, punto positivo para el camping! Al tener una simple cuerda, salir con el perro es muy sencillo. Agachas un poco el lomo y ya estás fuera, ja ja ja…
Después de comprobar que nuestro vecino era un hombre muy bien hidratado y sin problemas de próstata, salimos a despejarnos un poco y dar un último paseo antes de cenar, pero no habíamos hecho la mitad del recorrido cuando unas gotas nos hicieron darnos la vuelta.
A pocos minutos de llegar a nuestro refugio una intensa chaparrada de granizo nos sirvió de adelanto para lo que se estaba preparando para esa noche.
28 de julio: San Nicolás de Bujaruelo – Trekking Valle de Otal (0km)
Durante la noche los cielos se abrieron y nos regalaron una tormenta de alta montaña en toda regla. Casi toda la noche dormimos al arrullo de la lluvia y unos truenos tan potentes que movían hasta la autocaravana.
Por un momento no pudimos sino empatizar con nuestros vecinos en tienda de campaña, los cuales casi seguro que lamentaron no haberse apostado algo más cerca de los baños.
Al no haber podido hacer vida fuera la noche fue tranquila y los primeros coches mañaneros no comenzaron su peregrinar hasta las 8:00, así que pudimos dormir algo más y mejor que el día anterior.
Pese a que las previsiones meteorológicas no eran buenas, los grandes claros que se estaban abriendo nos animaron a calzarnos las botas de trekking e ir a conocer el Valle de Otal.
Subiendo por la pista que sale por detrás del restaurante, llegas hasta la fuente que hay frente a unas señalizaciones, en las cuales indica claramente “Valle de Otal, por pista”.
La ruta no tiene pérdida y al ser por pista, tampoco entraña mayor dificultad. En cuestión de 1h30m ya estábamos en la verja que evita que el ganado del valle se escape y en 20 minutos más, ya estábamos con el culo apoyado en una roca frente a la cascada que hay al final del valle.
Hemos de reconocer que pocos paseos tan sencillos nos han regalado un paisaje tan espectacular. Fuimos sin GPS, pero a ojo diría que hicimos unos 12km, con un desnivel aproximado de 400m y el tiempo empleado en subir y bajar fue de 4h30m, paradas para hacer fotos incluidas.
A nuestra vuelta, viendo que el tiempo seguía siendo bueno, aprovechamos para comer fuera y distraernos con el ir y venir de la gente que pasaba por detrás de nuestra autocaravana para llegar al parking público.
Como dato anecdótico, al tratarse de un camping abierto y sin mucho control, unas chicas pasaron los mismos días que nosotros, pero en una camper apostada en el parking que hay detrás del mismo y entrando para hacer uso de las duchas, wc, fregaderos, etc.
Movidos por la curiosidad, dimos un paseo por el segundo parking que hay detrás de unos arbustos y cual fue nuestra sorpresa al ver que había numerosas camper y alguna autocaravana. Toda la ropa colgada y el despliegue de cosas, nos hicieron entender que esa gente llevaba allí bastantes días e irónicamente, en un sitio mucho más bonito y tranquilo que el camping.
Para rematar la jornada, uno de los coches que iban al parking paró y resultó que eran unos amigos de nuestros vecinos así que, sin pensárselo dos veces, sacaron las mochilas del vehículo, dejaron el coche en el aparcamiento y montaron la tienda de campaña junto a la cuadrilla. Sí, habéis entendido perfectamente, pasaron por debajo de la cuerda que delimita la periferia del camping y se acamparon allí con toda su santa geta, sin pasar por recepción.
Fue tal la ironía de la situación que nos sacaron incluso una sonrisa.
29 de julio: San Nicolás de Bujaruelo – Torla – Broto – Panticosa (58km)
Esa noche no llovió, por lo que tampoco tuvimos la tranquilidad del día anterior y la mañana, tampoco fue mucho mejor, ya que desde las 6:00am ya estaban entrando y saliendo coches, senderistas y vacas por detrás de nuestra AC.
Aprovechando que estábamos despiertos desayunamos, recogimos todo y fuimos lo antes posible a dejar lista las aguas y químico de la autocaravana, ya que ese servicio se encuentra en el paso de entrada al camping, entre la caseta de información y los baños.
Hicimos un poco de malabares para acertar con el desagüe de grises en la pequeña alcantarilla que hay para ello sin llevarnos por delante el tejado del edificio que teníamos al lado.
Mientras tanto y para aprovechar el caudal de las grises, vaciamos el químico, ya que todo va al mismo sitio. Finalizada la primera parte, recargamos agua y salimos sin llevarnos nada ni a nadie por delante.
Los 6,8km que tiene el camino de bajada fueron un pequeño infierno, ya que la carretera, además de mala, es estrecha, en muchos puntos sin protección lateral, en otros con ramas y todo aderezado con un intenso tráfico dominguero de subida.
Superado esa prueba de habilidad conductística (no sé si existe esa palabra, pero si no es así, debería existir), llegamos a nuestro primera visita del día, el pueblo de Torla.
Aparcamos al borde de la carretera, poco antes de llegar al pueblo (42.602012, -0.120667) ya que al tratarse del pueblo de donde salen los autobuses para ir a Ordesa, hay muchísimo tráfico y gente pasando por todos los lados.
El pueblo es muy chulo, con cantidad de comercios y unas casas típicas de la zona con la singular montaña de Ordesa de fondo.
Nos acercamos al sitio de donde salen los autobuses y vimos que había otro parking bastante grande, con algunas autocaravanas pero en el que dejaban bien claro que pernoctar, estaba prohibido.
Había un autobús ahí parado, así que aprovechamos para curiosear sobre el modo en el que deben viajar los perrucos, ya que deben ir obligatoriamente ahí y…al ver una jaula con el suelo lleno de arañazos y un transportín medio encajado, ya os aseguramos que a ninguno de nuestros perros le haremos pasar por ese trauma. Ya volveremos fuera de temporada, cuando ya es posible acceder al Parque Natural de Ordesa con la autocaravana.
Después de comer fuimos a visitar Broto, otro bonito pueblo de la zona. Lo atravesamos y dejamos la AC en un amplio parking (42.602012, -0.120667), donde tampoco es posible pernoctar.
El pueblo es muy bonito y, pese a haber sufrido una destrucción casi total en 1938, durante la Guerra Civil Española merece la pena visitarlo. Hay unos paneles informativos, a través de los cuales, vas haciendo una visita guiada de Broto que está realmente bien.
Antes de partir, entramos para reponer subsistencias en el supermercado Aliprox que hay cerca del parking.
Después de algún puerto y una decena de curvas, llegamos nuestro siguiente destino, el AP de Panticosa (42.721250, -0.281888), un lugar ya familiar del nuestro anterior viaje por Pirineos.
30 de julio: Panticosa – Trekking Ibones de Saboco y Mulas
¡Pero qué cosa más grande es la de dormir bien! Total tranquilidad, al arrullo del caudaloso río y sin nadie pasando por detrás nuestro. Hemos de reconocer que tuvimos suerte a la hora de encontrar aparcamiento en el AP de Panticosa, ya que pillamos la plaza que está más cercana al puente que sube al aparcamiento C, con césped a nuestra derecha y lo único que metía ruido por detrás nuestro era un caudaloso río que, además de amortiguar cualquier ruido exterior, nos sirvió de ruido blanco para un merecido descanso.
Con los ánimos renovados, cogimos la telecabina y subimos para hacer un par de sencillas rutas hasta los Ibones de Saboco y Asnos.
El precio de ida y vuelta es de 20€/persona y el perro viaja gratis. Puede parecer caro, pero en 15 minutos te sube lo que andando pueden ser 3h ida y otras tantas de vuelta a nuestro ritmo.
Sin ninguna pérdida, y siguiendo la pista, en cuestión de 1h llegamos al Ibón de Saboco y en otra media hora más, alcanzamos el de Asnos.
Además de los Ibones, estuvimos merodeando por la zona e investigando alguna ruta más, desde el Ibón de Asnos subimos por la derecha, siguiendo la ruta al Pico Mandilar para ver las vistas, pero que al final no hicimos porque no estábamos seguros de su dificultad y el tiempo andaba un tanto amenazante. Bajamos nuevamente al Ibón y seguimos la pista que va por su izquierda. Durante el camino vimos bastantes marmotas, un precioso conjunto de fallas geológicas y al final de la pista nos encontramos con el Ibón de Saboco a vista de pájaro.
Al final realizamos un trekking improvisado de 9.7km con un desnivel acumulado de 572m. El tiempo invertido fue de unas 3h en movimiento, aunque realmente estuvimos bastante más disfrutando del paisaje pirenaico.
El “pero” del trekking es que te vas tragando el polvo de los autobuses turísticos que llevan gente desde el telecabina a los Ibones. Además, tratándose de un Parque Natural, en lugar de vehículos de combustión, deberían tomar ejemplo de Suiza e implantar vehículos menos contaminantes y dañinos con el medio ambiente.
Una vez en la autocaravana, nuestro principal objetivo fue el de bajar los 37ºC que teníamos en el habitáculo.
31 de julio: Panticosa – El Pueyo de Jaca (0km)
Durante la noche del viernes al sábado, el Dios Thor debía de estar muy mosqueado porque tuvimos unas tormentas con rayos, truenos y bien de lluvia.
Por la mañana el tiempo fue más tranquilo y entre chaparrada y chaparrada, salía algún claro que otro, así que nos tomamos ese día de descanso.
Sin mucha prisa, cogimos los chubasqueros, un enorme paraguas amarillo que tenemos y nos fuimos de paseo hasta el pueblo anterior, El Pueyo de Jaca.
Saliendo de Panticosa por la carretera principal, cogimos el camino protegido por árboles que hay a la izquierda, el cual pasa junto al polideportivo y al camping de Panticosa y en cuestión de 15 minutos ya estábamos allí.
El pueblo no es muy grande, pero es bonito y en la plaza tiene bares-restaurantes mucha animación. Callejeamos, paseamos por la vera del río e incluso escapamos de un buen chaparrón por los pelos, refugiándonos debajo de una especie de marquesina justo debajo del albergue infantil.
Durante nuestro paseo vimos un parking que tenía buena pinta, asfaltado, bien nivelado, rodeado de árboles y sin cartel que prohibiera la pernocta, así que apuntamos las coordenadas para, en caso de necesidad, tener más opciones (42.720414, -0.301049).
Cuando la tripa empezó a despertar, cogimos el camino de vuelta hasta la autocaravana, comimos y como el tiempo seguía sin animar a hacer otra cosa, nos quedamos toda la tarde descansando.
Estuvimos valorando el movernos para ir a visitar algún otro pueblo, pero hay que tener en cuenta que entrábamos en el primer fin de semana de agosto y moverse hubiera significado perder nuestra privilegiada situación. Además, después de tanta ruta montañera no nos venía mal dar un pequeño descanso a nuestros maltrechos cuerpos.
1 de agosto: Panticosa – Piedrafita – Lanuza – Sabiñánigo (61km)
La entrada del nuevo mes, trajo consigo una bajada de temperaturas que durante la noche nos hizo echar en falta hasta la calefacción.
Con las primeras luces, arrancamos y pusimos rumbo a nuestro siguiente destino, Piedrafita donde, además de un parque Faunístico, sale una ruta muy chula al Ibón de Piedrafita y un enorme arco de piedra natural, el arco Geotectónico de Piedrafita.
La zona de aparcamiento está complicada, ya que el parking es bastante pequeño y dejar una autocaravana al borde de la carretera, no es una opción muy inteligente. Además, hay opción de un parking privado que, si no entras en el Parque Faunístico Lacuniacha te cobran 5€. Es caro, pero es una opción.
Llegamos al pequeño parking sobre las 8:00 y ya tenía bastantes coches, así que seguimos hacia arriba para ver cómo era el tema del parking privado, pero todavía estaba cerrado, así que dimos la vuelta como pudimos y después de que un amable chaval francés moviera su camper-car, dejamos dignamente la autocaravana (42.696045, -0.332316).
Superada la primera prueba del día, la de aparcar, desayunamos, hicimos la cama, nos preparamos y nos pusimos en marcha.
Durante ese periodo de tiempo, el parking se había abarrotado por completo, el borde de la carretera no daba para más y un buen volumen de gente ya estaba en marcha.
El camino hacia el Ibón de Piedrafita no tiene pérdida ni dificultad. Sube por una pista, la cual se puede ir recortando pero que, salvo la última curva que sube por un bonito arroyo, no merece la pena. En algo menos de 1h ya estábamos haciendo fotos y alucinando con uno de los entornos más bonitos de todo el camino.
Hechas las fotos de rigor, seguimos hacia el segundo punto imprescindible de esa ruta, el arco Geotectónico de Piedrafita.
El camino deja de ser tan amable, pero la verdadera dificultad aparece cuando se llega al cartel que indica que el arco se encuentra a 600 metros y el tiempo estimado para cubrir esa distancia, es de 30 minutos.
No quiero asustar a nadie ya que hacer, se hace, pero por favor, no me vayáis en chanclas ni bambas. El camino se convierte en un estrecho sendero vertical de media ladera con raíces, piedra suelta y tierra, por lo que calzado de trekking y un par de bastones son más que recomendables. Además, hay un intenso tránsito tanto de subida como de bajada, lo que hace un pelín más peligroso el camino. En caso de estar lloviendo, os aconsejo no subir hasta allí y evitaros un más que posible resbalón.
Tal y como indica en todo el Parque Natural, Brandy iba atada, pero mucha gente llevaba a los perros sueltos y esa es una zona en la cual deberían ir más controlados. Como anécdota os contaré que hubo un perrín que, al estar en celo, se obsesionó con Brandy hasta el punto de que la sufrida dueña tuvo que atarlo y llevárselo arrastras. Cuando llegó abajo, Irene le escuchó comentar que había conocido a una perrita peligrosa, pero muy maja.
A ver, los perros catalogados como PPP, no son peligrosos, son Potencialmente Peligrosos. Además, Brandy es una Villano de las Encartaciones, por lo que no está en la lista de los perros condenados y para finalizar con el apunte, el perro que ocasionó una situación real de peligro fue el suyo…así que el perro peligroso fue el de la señora.
Visitado el famoso arco, volvimos por donde habíamos ido y nos quedamos un rato más para disfrutar del Ibón y de paso dar tiempo a que se desarticulase el atestado aparcamiento.
El recorrido que hicimos es de 10km, con un desnivel aproximado de 600m y nos llevó un tiempo total de 5h, aunque si no haces fotos ni te paras con nadie, ida y vuelta se puede hacer en 3h tranquilamente.
Una vez en el parking, la AC estaba desbloqueada, así que arrancamos y nos dirigimos a Lanuza, una pequeña población apostada frente al embalse con el que comparte nombre.
En Lanuza no están permitidas las autocaravanas, así que echamos el ancla en el enorme parking que se encuentra justo encima (42.757797, -0.314852). Según la aplicación parking4night, está permitido pernoctar pero ya os advertimos que está bastante inclinado y os recordamos que para que se considere acampada, no se puede hacer uso de los calzos.
Mientras comíamos, el tío del coche de al lado, sin ningún disimulo se sacó la “manguerita” y se puso a orinar mirando al parking…sinceramente, ¿pero qué mierdas le pasa a la peña?¿tanta necesidad tiene de ir mostrando su “cosita” públicamente?, porque vamos, lo normal hubiera sido hacerlo en la hierba, mirando a la pared, o hacia su coche, pero no como un tarzán, regalando a todo aquel aparcado allí semejante espectáculo.
Después de comer bajamos a visitar el coqueto pueblo, donde suelen alquilar piraguas para disfrutar del embalse de Lanuza, pero no sabemos si es debido al Covid, pero no había ni rastro del embarcadero.
A media tarde arrancamos y llegamos a lo que sería nuestro destino final de ese día, el AS de Sabiñánigo (42.505586, -0.356384). Con todos los servicios allí, aprovechamos para pegarnos una buena ducha y descansar lo que quedaba de tarde.
Por si no la conocéis, se trata de una enorme área asfaltada, bien nivelada y salvo la luz, el resto de servicios es gratuito. Además, al estar situada junto al cuartel de la Guardia Civil, la seguridad se da por hecho.
2 de agosto: Sabiñánigo – Jaca – Aísa (47km)
La noche en el AS de Sabiñánigo fue más tranquila de lo esperado, sobre todo al ver la cantidad de autocaravanas que decidimos terminar allí la jornada.
Nos levantamos con bastante tranquilidad y antes de que toda la horda autocaravanística se pusiera en marcha, conseguimos cambiar aguas y limpiar el químico.
Al ser un día de transición, nos lo tomamos con calma, así que cuando pasamos por Jaca nos detuvimos en el Carrefour (42.575999, -0.528744) para reponer un poco la despensa.
Parece mentira, pero de vez en cuando se agradece tener un supermercado tamaño XXL para poder comprar la mayoría de las cosas que solemos adquirir habitualmente.
En un principio no íbamos a visitar Jaca, ya que las grandes urbes nos echan para atrás, pero nuestro queridísimo TomTom Go Camper pensó que no podíamos irnos de allí sin ver al menos la ciudadela así que, en el camino trazado para llegar a Aisa, tuvo a bien el hacernos una ruta turística en la que atravesamos Jaca y por supuesto, vimos la famosa ciudadela.
Según el GPS la ruta más directa para llegar a nuestro destino final es por Borau, pero en algunos relatos de otros viajeros autocaravaneros desaconsejaban esa carretera y coger la A-2605. Sinceramente, no conocemos la carretera de Borau, pero muy mal tiene que estar para que merezca la pena el desvío, ya que la otra opción no es que sea para echar cohetes.
Anécdotas conductísticas aparte (veis, al final voy a tener que registrar el término), llegamos al AS gratuito de Aísa, el cual se trata de un amplio parking asfaltado, algo desnivelado, pero nada que no se solucione con un par de calzos.
Cuenta con agua potable y vaciado tanto de grises como de químico. Alrededor del parking hay unas cajas metálicas que dan a entender que existe o existirá la opción de enchufarse, pero cuando llegamos nosotros estaban cerradas a cal y canto.
Después de comer salimos a visitar la bonita población, con sus casas típicas pirenaicas, calles empedradas y de paso investigar un poco la carreterucha que deberíamos tomar al día siguiente para realizar un trekking por el Valle de Aísa.
A estas alturas del viaje ya habíamos comenzado a valorar los paseos tranquilos e incluso sentarnos en un banquito para disfrutar de la quietud del lugar, dejando de lado el ritmo frenético de nuestra vida diaria. ¿Será eso que llaman “desconectar” ?, seguro que sí, porque sienta realmente bien.
3 de agosto: Aísa – Trekking Valle de Igüer – Aísa (17km)
Si sois de esas personas que apreciáis los pueblos que tienen un campanario que marca todas las horas, pues Aísa es vuestro lugar ideal. ¡La iglesia de Aísa toca todas las horas, dos veces!! Y por si os lo estáis preguntando, si, por la noche también. Aun así, seguimos prefiriendo el repicar de las campanas a las tres de la mañana al típico gilipollas con el chumba a tope y amenazando con hacer botellón.
Para ese día teníamos preparado un trekking con el que iniciar la parte correspondiente al Parque Natural de los Valles Occidentales, en el que visitaríamos una de las zonas más bonitas y un tanto desconocida de esta parte del Pirineo, el Valle de Igüer.
Gracias al incansable campanario, nos levantamos a las 7:00, desayunamos y arrancamos la AC para ir lo antes posible a la zona donde se inicia la ruta, ya que la carretera es bastante estrechita en la que no sobran los sitios adecuados para dejar una autocaravana.
Conseguimos subir sin cruzarnos con nadie y al llegar arriba, donde se acaba la carretera, como había sitio y poco coche en el aparcamiento de “La Cleta” (42.736941, -0.590585), giramos la autocaravana, dejándola en el sentido correcto para volver. Nuestra filosofía es la de la prevención y adelantarnos a posibles problemas así que, si para volver hemos de dar la vuelta y en ese momento es posible…lo mejor es dejarlo hecho ya.
En lo que nos estábamos preparando fueron llegando bastantes coches, por lo que acertamos con lo de adelantarnos a lo que podría venir.
El trekking sube un pelín el nivel técnico respecto a los de los días anteriores, pero nada que no se pueda hacer sin mayor dificultad. Después de visitar las famosas pozas de Estarrún y plantarnos frente al imponente valle, dejamos la pista para aventurarnos por el SL-HU 105 o Ruta del Puerto de Aísa, un sendero ascendente de media ladera a través del cual recorreríamos el Barranco de Igüer.
Nos desviamos para ver el Chorrotal, un salto de agua que en primavera debe ser espectacular y un poco más adelante enlazamos con el GR-11, por el que llegamos al Dólmen e Ibón de Izagra, que por cierto se encontraba totalmente seco.
La vuelta la hicimos entre vacas y caballos por la pista de abajo, con el Circo de Igüer a nuestras espaldas y de paso ver los saltos de agua.
La circular, de una riqueza geológica y paisajística impresionante, tiene un total de 12,2km con 477m de desnivel positivo. Con fotos, vídeo y paradas para contemplar el espectáculo, nos llevó un total de 5h30m, pero en movimiento fueron dos horas menos.
El nivel de exigencia técnica no es muy alto, pero sí el suficiente como para requerir calzado adecuado y un par de bastones, los cuales serán de ayuda a la hora de cruzar los arroyos y superar los cambios de altura en el sendero.
Mientras volvíamos, nos cruzamos con un montón de gente que iba a visitar el Ibón y el dólmen por la pista. Eran las 14:30, así que dimos por hecho que comerían allí y siendo esa hora, en previsión a el posible tráfico de la tarde, en cuanto llegamos al aparcamiento de “La Cleta” arrancamos y bajamos nuevamente al área de autocaravanas de Aísa, decisión con la que volvimos a acertar, ya que no nos cruzamos con ningún coche y por lo tanto, no tuvimos ningún percance.
Me da un tanto de vergüenza lo que os voy a contar a continuación, pero nuestro compromiso de transparencia y transmitir todo lo vivido de la manera más objetiva posible, me obliga a ello. Dentro del área de Aísa, el sitio que cogimos el día anterior era el que más nos gustaba, ya que estaba en una esquinita, con buenas vistas, lo que nos permitía tener las ventanas abiertas sin que nadie nos cotillease, pero cuando llegamos había una familia en una autocaravana alquilada.
Aparcamos en otro sitio que no estaba del todo mal, pero no era el que queríamos, así que no echamos el ancla del todo. Estuvimos analizando a la familia autocaravanera novata y no tenían pinta de irse a quedar allí y por suerte así fue. Pese a que no había nadie más por allí, en cuanto arrancaron ellos, lo hicimos nosotros. No habían abandonado el parking todavía cuando nosotros ya estábamos colocando los calzos en el sitio que acababan de dejar….(jajejijoju).
Colocados en el sitio que realmente queríamos, ya nos dispusimos para descansar y planear los días siguientes.
A la tarde teníamos pensado hacer el paseo junto al río que pasa por el molino de Aísa y las piscinas municipales, pero el cansancio de todas estas semanas ruteando era latente y la pereza (bueno, Instagram, Facebook, YouTube…) nos atrapó…!por suerte! Porque por la tarde comenzó a llover un poco y nos hubiera pillado durante el paseo.
4 de agosto: Aísa – Camping Selva de Oza (78km)
La noche fue bastante lluviosa, lo que ayudó en parte a amortiguar la insistente necesidad del campanario de Aísa en marcar dos veces las horas, por lo que conseguimos descansar mejor que la noche anterior.
Bajo un cielo plomizo, nos levantamos sin prisa, recogimos el tinglado, cargamos el depósito de agua, vaciamos grises, el químico y pusimos rumbo al siguiente destino, la Selva de Oza.
Cuando los días salen lluviosos, los aprovechamos para viajar y visitar pueblitos pero ya os haréis una idea de lo complicado que puede llegar a ser hacerlo en autocaravana. Tratamos de parar en Hecho, pero había mercadillo y fue totalmente imposible, ya que no había sitio por ningún lado, lo mismo que en los siguientes pueblecitos, así que sin darle más vueltas fuimos directamente a investigar un poco la zona de la Selva de Oza, donde teníamos previstos un par de trekkings.
La carretera es tan bonita como complicada, ya que es estrecha, con un río a un lado y una pared panzuda de roca al otro.
Cuando conducimos, damos por hecho que el resto de conductores son poco educados e inconscientes y así vamos prevenidos para lo que pueda ocurrir. Pitamos en las curvas cerradas, nos paramos en un paso más cómodo si vemos que viene un coche de frente y aun así, salvamos por los pelos dos situaciones complicadas. La primera en la salida de un túnel de roca, de esos que cabe un único vehículo, en la que un coche que venía de frente iba como si la carretera fuera únicamente para él. La segunda ocurrió cuando nos juntamos varios coches, campers y autocaravanas en un paso muy estrecho con una pared de piedra prominente a un lado y un arcén hundido hacia el río. Finalmente, con paciencia y buen hacer, salimos de la situación…menos mal que no todos los conductores son tan malos como solemos pensar…jajaja.
Para realizar los trekking de la zona habíamos pensado ir y venir desde un parking en Ansó, donde se permite la pernocta, pero pasar varias veces al día por esa carretera no nos pareció lo más inteligente, así que cogimos una noche en el camping Selva de Oza (42.834458, -0.711448), que se encuentra relativamente cerca de las rutas que teníamos previstas por la zona.
El camping es de esos que nos gustan tanto, en el que llegas y aparcas donde buenamente puedas. Madre mía y decía mi madre que la adicción al Tetris no me iba a reportar nada bueno.
La idea era la de dormir allí y temprano por la mañana salir hacia el que intuíamos sería un parking muy atorado, para poder realizar la ruta estrella de la zona: Aguas Tuertas.
Después de comer, nos pusimos las botas y entre nubes y claros salimos a hacer la otra ruta que teníamos previsto y salía desde el propio camping: Selva de Oza y Corona de los Muertos (https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/selva-de-oza-y-corona-de-los-muertos-20598549).
El tranquilo paseo nos llevó algo menos de una hora, tiene 5km, 110 metros de desnivel positivo y discurre por una pista de grava para volver por el GR-11 entre bosque de hayas y pinos con suelo de tierra. Por si os pica la curiosidad, la Corona de los Muertos es un circulo de piedras megalítico que se encuentra ligeramente apartado del camino principal y está bien indicada.
Una vez de vuelta en la autocaravana, sacamos las sillas para regocijarnos en la teoría de “aparque usted donde vea”.
No es por ser pedorros, pero mientras que nosotros aparcamos en batería, dejando lugares lógicos para otros usuarios del camping, las camper que teníamos al lado se recolocaron aparcando en paralelo a la valla trasera, ocupando lo que sería el lugar para otras 4 autocaravanas mínimo, al igual que un grupo de gente que se había montado una especie de campamento circular con una furgo, dos vehículos y una roulot.
No estoy criticando a los de las furgos, ya que no hicieron nada que no les indicaran los del propio camping.
Lo que nos dio más pena fue el ver como dos autocaravanas no hacían sino dar vueltas al camping en busca de una parcela que no estuviese excesivamente desnivelada. Una de ellas se colocó en una plaza que ni con calzos consiguió una posición digna mientras que la otra, se fue de allí sin poder aparcar, pese a que con una recolocación general hubiéramos cabido el triple de usuarios.
La gran ironía fue que en los parking públicos, debido al Covid-19, te obligaban a tener una distancia mínima de 2m entre vehículos, mientras que en el camping estábamos a escasos centímetros unos de otros.
5 de agosto: Camping Selva de Oza – Trekking Aguas Tuertas – Ansó (73km)
Nos imaginamos que la carretera que llega al parking desde donde sale la famosa ruta de Aguas Tuertas sería estrecha, complicadilla y muy masificada así que seguimos con nuestra rutina de subir lo antes posible y una vez aparcados, ya desayunar y prepararnos para las rutas, así que pusimos el despertador a las 7:00am y nos dimos de bruces con algo que no habíamos tenido en cuenta, que la verja del camping está cerrada hasta las 8:00am, así que desayunamos, nos vestimos «de monte», equipamos la mochila y cuando ya nos abrieron, salimos escopetados.
La distancia entre el camping y el parking Guarrinza es de 6.5km y la mitad va por carretera asfaltada y el resto por una pista de grava, pero sin mayor problema que el que es algo estrecha. Una vez arriba tuvimos suerte y, pese a haber coches ya allí, conseguimos aparcar la autocaravana en un sitio que no molestase y además, orientada en el sentido de vuelta.
En cuestión de 5 minutos los sitios empezaron a escasear y la situación a complicarse para los conductores más rezagados.
El trekking es muy sencillo, ya que se puede hacer por una pista bastante tendida, en el que ganamos altitud casi sin enterarnos. Como suele ser habitual, se puede ir atajando en las curvas, pero nosotros no lo hicimos hasta la última ya que era la única que adelantaba algo realmente, además de ser camino marcado como GR-11.
Cuando llegas arriba, hay un refugio y si subís hacia la izquierda, además de ver el dólmen de Aguas Tuertas, disfrutaréis de unas vistas del valle que no tienen precio.
Sobre este valle hemos leído muchísimas cosas, que si es precioso, que si el riachuelo está super enredado, que si tal, que si cual…pero desde que pasamos el día anterior por la Garganta del diablo, hasta que salimos de allí, hay una duda que nos corroe y es que, de toda la gente que ha visto y conoce la zona ¿a nadie le ha llamado la atención como para comentar que el agua es roja?, pero no creáis que es de un tono rojizo, no…es roja del tipo plaga bíblica. Algo tan curioso como impresionante.
Seguimos el GR-11 hasta el final del valle de Aguas Tuertas, pero no seguimos hasta el Ibón de Estanés, ya que añadía 7km y 2h30m al trekking y tampoco estábamos con ganas de fiesta excesiva.
El trekking final fue de 18.3km, en el que acumulamos un desnivel total de 500m y el tiempo invertido total (fotos, bocata y domingueo inlcuidos) fue de 6h30m. Sinceramente, se podría haber hecho en la mitad de tiempo, pero allí no vamos a hacer tiempo sino a disfrutar de un entorno único.
Una vez llegamos a la AC, comimos tranquilamente y después aprovechamos a pegarnos una buena ducha, ya que el chico de recepción del camping nos dijo que no había hora de salida, así que podíamos volver a comer y ducharnos tranquilamente, pero nosotros lo utilizamos para recargar aguas y vaciar el químico, además de hacer tiempo para evitar un tráfico muy intenso en la complicada carretera que hay para llegar hasta allí.
Nuestro destino final para ese día era un parking en Ansó, donde está permitida la pernocta, así que sin ninguna prisa a eso de las 18:30 nos pusimos en marcha y, salvo la pequeña caravana que formé, conseguimos llegar a Hecho sin ningún percance.
Lo que viene a continuación nos da bastante vergüenza contarlo y podría quedarse tranquilamente únicamente entre nosotros, pero bueno, seguimos con el compromiso de total transparencia y sinceridad, así que allá va.
El TomTom Go Camper nos trazó una ruta que llegaba en 15 minutos a Ansó desde Hecho, pero nos fiamos tan poco de que no nos meta en un lío, que no le hicimos caso y fuimos en busca de una carretera más principal. Total, que acabamos entrando por Villareal de la Canal, Majones y para rematar el Barranco de Fago, una carretera bastante complicadilla, haciendo 40 kilómetros más y tardando algo más de una hora que la ruta propuesta por el GPS. Cómo decía aquel, así somos y ya es tarde para cambiar.
El parking de Ansó (42.762535, -0.828764) se encuentra fuera del pueblo, alrededor de una zona de juegos infantil y cuenta con una fuente de agua potable. Es bastante grande, nivelada y con el suelo de grava. Si decidís venir, tened en cuenta que se permite la pernocta, pero no la acampada, así que sed respetuosos para que no nos eliminen estas opciones, cada vez más escasas en el Pirineo Español.
6 de agosto: Ansó – Zuriza – Ansó (27km)
Se notó que nos encontrábamos en tierras más bajas, ya que la noche fue calurosa aunque más tranquila de lo esperado, sobre todo viendo la cantidad de vehículos pernoctando allí.
Sin excesiva prisa nos levantamos, desayunamos y sobre las 10am salimos a visitar Ansó, catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España. A ver, no hemos visto todos los pueblos de España, pero si podemos deciros que es un pueblo bien chulo.
Paseamos por sus callejuelas empedradas, deleitándonos con sus construcciones típicas con la parsimonia que te da el cansancio acumulado durante un mes de turismo activo.
Después de no dejar un palmo sin ver y comprar el típico pan de horno de leña volvimos a la autocaravana para reposar el culo un poco y comer.
A la hora en la que la gente normal echa la siesta, arrancamos y nos acercamos hasta Zuriza e investigar el parking de Tachera/Taxera, zona desde donde sale un trekking que teníamos previsto para esa zona: Alanos, sin subir a las peñas.
Con más calor del aconsejado para gente del norte, recorrimos a pie los 3km de pista que hay hasta Tachera. Por el camino disfrutamos del riachuelo, las cumbres aserradas e incluso de un grupo de Sarrios jóvenes jugueteando en la ladera.
Una vez arriba, al no haber absolutamente nadie, disfrutamos con Brandy en el riachuelo y una hora después iniciamos el camino de vuelta. Mientras volvíamos, nos dimos cuenta de la cantidad de gente que echa la siesta, ya que cuando aparcamos frente al camping no había nadie más y a nuestra vuelta, no cabía ni un alfiler, por no hablar del montón de coches que iban por la estrecha y rota pista de grava por la que estábamos volviendo.
Siendo conscientes de que entrábamos nuevamente en fin de semana, descartamos el trekking ya que no nos iba a aportar mucho más de lo que había hecho el paseo de esa tarde y, vamos a reconocerlo, el cansancio ya nos pasaba factura.
Sobre las 18:30 volvimos al área parking de Ansó para descansar y reorganizar los pocos días que nos quedaban de vacaciones.
Acostumbrados a viajar por Europa, nos sigue sorprendiendo el baile que se produce última hora en las áreas españolas. Según van llegando las 21:00, mientras nosotros ya estamos cenando, la gente arranca y se va a otros sitios, por no hablar del montón de autocaravanas y campers que llegan con la esperanza de encontrar un lugar en el que pernoctar.
De hecho, mientras escribía esta crónica antes de cenar, la autocaravana que teníamos al lado y había hecho todo el día allí, arrancó y se fue a vete tú a saber dónde ya que, siendo fin de semana, no me imagino en qué lugar pudo encontrar sitio para dormir.
7 de agosto: Ansó – El Roncal – Isaba – La Pierre Saint Martin (58km)
Se notó que el fin de semana había llegado, y de qué manera. Hordas de campers llegaron durante la noche, ocupando la zona del mirador, no habilitada como aparcamiento, por no hablar de nuestros charlatanes vecinos, que estuvieron de cháchara hasta bien entrada la noche, por lo que nos tocó aguantar de madrugada el ritual de portones y portazos.
De madrugada comenzó a llover y no paró hasta la mañana, por lo que nos levantamos con poca prisa y después de recoger arrancamos para dar el salto al siguiente valle de Pirineos, Valle del Roncal. El primer destino del día y con el que dábamos el salto al Pirineo Navarro, fue otro pueblo también catalogado como uno de los más bonitos de España, el Roncal, donde echamos el ancla en el aparcamiento que hay a la izquierda de la entrada del pueblo, antes de llegar al puente (42.805806, -0.957021).
La verdad es que nos pareció un sitio de lo más cuco y nos gustó mucho pasear por sus calles estrechas y empedradas, disfrutando de sus casas típicas de montaña, construidas con el objetivo de resistir al clima extremo de estos lares.
El siguiente punto del día fue la típica población de Isaba-Izaba, la cual cuenta con un área de autocaravanas gratuita a la entrada (42.858841, -0.924691). Una vez aparcados, salimos a conocer la zona.
La construcción y disposición era muy similar a la del Roncal, con sus casas típicas y callejuelas estrechas y empedradas, solo que con bastante más gente.
A la vuelta valoramos el comer en el área antes de seguir, pero había tantas autocaravanas y estábamos tan juntos, que no corría el aire, algo que dificultaba bajar los 30ºC que teníamos dentro de la ac, así que arrancamos y pusimos rumbo a La Pierre St. Martin, lugar de pernocta antes de nuestro trekking por el Arlas, último punto de aventura por los Pirineos siguiendo el GR11 de la Transpirenaica con nuestra autocaravana.
Por el camino pudimos ver lo bien que ha quedado el recién reconstruido refugio de Belagua y a partir de ahí, fue lo último que pudimos ver, ya que se nos fue echando una niebla encima de las que he sufrido pocas veces en nuestra vida y casi siempre al llegar a esta zona.
Con una visibilidad casi nula, tuvimos que apañarnos con el GPS para llegar al AS de la estación de esquí francesa (42.979230, -0.748607). No sabemos si es causa del choque térmico entre la parte norte y parte sur del Pirineo, pero de las 3 veces que hemos estado en este sitio, las 3 nos la hemos encontrado con una niebla impresionante.
Los 11ºC distaban mucho de los 26ºC que habíamos tenido en el valle, así que comimos y nos quedamos en la autocaravana lo que restaba de tarde a descansar.
Sobre las 20:00, aprovechando que el tiempo era algo más benevolente, salimos a dar un obligado paseo a Brandy. A nuestra vuelta cientos de ovejas, además de varios cerdos y gallinas estaban invadiendo el parking de las autocaravanas. Como no nos apetecía pisar tanta caca ni aguantar a las ovejas frotándose contra la autocaravana, viendo que la niebla se había levantado, arrancamos y nos pusimos en el parking de enfrente, desde el cual se pudo disfrutar de un atardecer de foto.
8 de agosto: La Pierre Saint Martin – Trekking Arlas – Vitoria (199km)
La noche fue muy tranquila y el amanecer, con las vistas de las cumbres pirenaicas enmarcadas en nuestro parabrisas, espectacular. Parece mentira, pero después de 3 intentos, por fin pudimos ver esa zona libre de niebla.
Animados por ese amanecer tan espectacular, desayunamos, recogimos y subimos al parking desde donde se inicia la ruta al pico Arlas (42.969605, -0.767348), lugar donde dormimos la última vez que anduvimos por la zona.
Era domingo y el buen tiempo atrajo a bastante gente a la zona, por lo que aparcamos de chiripa. Si os pasa lo mismo, no os preocupéis, ya que tanto antes como después, encontraréis otras zonas de aparcamiento cercanas.
Cargamos el track en el Garmin y, en vez de ir por el inicio oficial, lo hicimos por detrás del refugio, ya que es un pelín más fácil y con menos gente.
Seguimos el sendero hasta la base del Arlas y, como la subida es un pelín complicada, Irene se quedó con Brandy en la base mientras yo fui a hacer un poco el cabra.
Cubierta esa necesidad de subir a todos los lados, seguimos con el sendero en dirección al pico Anie, pero nos quedamos a medio camino, ya que la niebla estaba entrando con bastante fuerza y rapidez desde Francia y ya sabéis que en montaña, eso es bastante peligroso, así que volvimos pero esta vez, siguiendo las marcas de la BTT.
En este trekking hicimos una distancia total de 8.5km, con un desnivel acumulado de 426m y todo en un tiempo de 4h 7m, paradas para fotos incluidas.
El nivel técnico no es muy alto, pero tal vez el más exigente de los que habíamos realizado hasta la fecha por Pirineos, ya que gran parte del sendero es estrecho y va a media ladera, con algunos pasos por escalones de los que te hacen apoyar las manos en el suelo.
El ascenso al Arlas no es muy complicado y se puede hacer por ambas aristas, pero hay que ir bien atentos, ya que un resbalón puede suponer un final poco recomendable.
Todo el camino está al descubierto, sin sombras y para el perro, únicamente encontramos agua en un pequeño caño que hay en uno de los senderos.
Una vez en la autocaravana, mientras comíamos, una densa niebla fue adueñándose de todo, desplomando los 22ºC que habíamos tenido hasta los 10ºC, así que descartamos el alargar un día más para merodear por esa zona y pusimos rumbo a casa, dando por finalizada nuestra segunda aventura por los Pirineos.
Conclusiones
En este segundo viaje en nuestra autocaravana hemos disfrutado mucho más de lo esperado por los Pirineos. Tal vez sea porque la motivación de ir descubriendo cada valle a través del GR-11 y haber contado con el tiempo suficiente para hacerlo con tranquilidad, nos ha aportado un nuevo punto de vista que nos lo ha facilitado.
En ningún momento hemos sufrido el estrés de tener que buscar recursos, bien sea avituallamientos, cargas de aguas, químicos o pernoctas, lo que hace más fácil la vida del autocaravanista.
Mentalizados de la realidad que se vive en España, hemos entrado en camping cuando la situación lo ha requerido, cosa que en otras ocasiones nos ha hecho rehuir de ver algún lugar en concreto.
En nuestra aventura por el Pirineo Francés, echábamos de menos la grandiosidad de los Alpes, pero este año, hemos quedado muy satisfechos tanto del camino como de las rutas pirenaicas.
El punto menos positivo del viaje han sido las zonas, que con la excusa de ser Parques Naturales, la pernocta, incluso en vehículo, están prohibidas, obligándote a entrar en unos campings algo caóticos, sin nivelar, sin sombras, sin parcelar, donde impera la ley de «aparca donde puedas y haz lo que te dé la gana». Con unos precios algo abusivos para los servicios y calidad que dan, pero como no hay otra manera de hacerlo, no te queda otra que tragar.
Para quitarte la sensación de haber sido timado, te centras en el paraíso natural al que puedes acceder con la autocaravana y así evitas que esto te amargue el viaje.
Estaría bien que el resto de poblaciones tomaran ejemplo de Aísa, donde se ha creado un área gratuita para autocaravanas digna con todos los servicios.
Con esto no queremos decir que todas las áreas con servicios deban ser gratuitas, ni mucho menos. El tema está en que las necesidades y realidad de los autocaravanistas son diferentes a las de los campistas y no tenemos ningún inconveniente en pagar por pernoctar en una zona que bien lo merezca, pero no nos parece justo el tener que acudir en un camping precario, donde entrar y salir con la autocaravana es lento, complicado por no hablar de que nada de lo que ofrece nos es necesario e incluso deficiente.
Un autocaravanista aprecia un parking tranquilo, bien asfaltado, relativamente nivelado, con sombra, al que pueda acceder fácilmente con un vehículo voluminoso tanto a la zona de carga y descarga de aguas como a la parcela y si ya cuenta con vistas…mejor que mejor.
Cuando acudimos a un camping, lo que buscamos es el poder sacar el toldo, las sillas y estar con toda la tranquilidad de que si hemos de movernos, a nuestra vuelta nuestro sitio sigue siendo nuestro, sin tener que acordonar la zona ni amenazar al resto de usuarios, con elementos disuasivos.
Anécdotas aparte, nuestra experiencia ha sido muy buena y, pese a estar a pocas horas de casa, en ningún momento hemos tenido la necesidad de volvernos.
El GR-11 o Eje Transpirenaico nos ha servido de guía orientativa para organizar nuestro viaje con nuestra autocaravana, en base al tiempo que disponíamos para hacerlo y por supuesto, a nuestro estado de forma y capacidades físicas.
Bibliografía
- https://www.acpasion.com/pirineos-aragoneses/
- https://www.acpasion.com/escapa-al-valle-de-benasque/
- https://www.civitatis.com/blog/10-pueblos-bonitos-pirineos/
- https://www.excursionesporhuesca.es
- https://www.rutaspirineos.org/rutas/aragon
- https://web.huescalamagia.es/
- https://viajarenautocaravanaconninos.com/10-cosas-que-hacer-en-el-valle-de-hecho/
Gastos
Como siempre, el no pasar por Francia y pagar excesivos peajes, ha hecho que se reduzca mucho el coste total del viaje. Por otro lado, el obligatoriedad de dormir en campings en los parques naturales ha hecho que engrose un poco.
- Peajes: 36,5€
- Gasolina: 247,74€
- Campings: 163€
- Compras de comida, pan, restaurantes: 302,89€
- Carga de agua AC: 3€
- Telecabina Panticosa: 39€
Jesús Nasarre
Me ha parecido muy interesante el artículo, a nosotros como somos oscenses y los tenemos «tan a mano», la verdad es que nos encantan los Pirineos. Aprovecho para ofrecerte la posibilidad de que visites nuestro Blog de Aracat: https://www.aracatcamping.com/blog/
En él, también solemos dar algunos consejos, recomendaciones, aunque no dispongamos de mucho tiempo para poder escribir…
Muchas gracias!
Salud;os
Jesús
autocaravanerosviajeros
Gracias! Le echaremos un vistazo al blog, toda información es de ayuda.
Saludos!!
Iban
Me lo apunto,una experiencia espectacular y muy bien detallada.
Gracias.