Los Lagos de la Saliencia o como más popularmente se les conocen, los Lagos de Somiedo son una de esos lugares del territorio nacional que llevamos tiempo con ganas de conocer, pero debido a la complejidad y el alto número de prohibiciones que existe en España para viajar en autocaravana lo hemos ido posponiendo.
Habiendo leído muchas y buenas críticas sobre la recientemente creada área de autocaravanas de Pola de Somiedo y con la excusa de huir del asfixiante calor de la ola de calor que azotó Europa a finales de agosto de 2023, nos animamos a visitar tan significativo lugar.
Para quienes no los conozcan, los lagos de la Saliencia son un conjunto de cuatro lagos de origen glaciar (Lago de Calabazosa o Lago Negro, Cerveriz, Laguna de Almagrera o La Mina y La Cueva) y de uso minero que se encuentran en el Parque Natural de Somiedo, un entorno natural impresionante que merece la pena visitar.
Aprovechando que estábamos por la zona, apuntamos como punto de interés la Senda del Oso ya que habíamos oído que es una vía verde con muy buenas vistas, pequeños pueblos con sus hórreos asturianos y dos osas.
21 de agosto: Vitoria – Somiedo (411km)
Podría decir que nos levantamos pronto y que iniciamos ruta con el frescor de la mañana, pero para que voy a mentir. Nos levantamos como siempre, terminamos de cargar la autocaravana y con muy poca vergüenza salimos a eso de las 11 de la mañana. Para colmo, no habíamos hecho 900 metros desde casa, cuando nos paró un control de la policía…no se si es la mejor forma de iniciar unas minivacaciones, pero bueno. Luego todo mejoró.
Era un lunes 21 de agosto y la verdad es que no encontramos mucho tráfico, así que sin mayor incidencia llegamos a nuestro primer destino para esta pequeña escapada por Asturias, el Somiedo Camper Park (43.093097, -6.25502) de Pola de Somiedo.
Estaba a la mitad de su capacidad, así que llegamos y nos pusimos en el sitio que nos pareció mejor para arrancar al día siguiente pronto.
Vino un chico muy majo a tomarnos la matrícula y nos dijo que cuando estuviéramos instalados pasásemos por el bar para pagar la estancia.
En el poco tiempo que estuvimos allí, llegaron cantidad de campers que hicieron lo mismo que nosotros, llegar e instalarse donde mejor les pareció, pero vino otra furgoneta que había reservado y pagado online una plaza en concreto que ya estaba ocupada por otra camper. Al final, como había sitio de sobra el chico del área los reubicó y no hubo mayor conflicto.
Estábamos en plena ola de calor y la temperatura rondaba los 35ºC, así que quedarse dentro de la autocaravana era inviable, por lo que pagamos el área (20€/día + 4€/luz) y salimos a visitar Somiedo.
Es bonito pero chiquitín, por lo que se ve enseguida así que decidimos dar un paseo por la senda adaptada que sale junto a la pequeña ermita que hay cerca del área.
Durante el paseo y a consecuencia de los perrucos, conocimos a varias personas con las que compartimos el sendero y una agradable charla, la cual alargamos hasta bien entrada la noche, ya que con ese calor cualquier excusa para estar fuera era buena.
La idea era levantarnos pronto para subir el puerto y acceder al parking de los lagos sin problemas de tráfico, por lo que hicimos una cena ligera y a la cama.
22 de agosto: Somiedo – Lagos de Saliencia – San Martín (65,5km)
Esa noche hizo mucho claro, con unas mínimas de 21ºC, así que conciliar el sueño fue bastante complicado.
Nos levantamos a las 7:00am y sin hacer otra cosa, arrancamos y subimos al parking del Alto de la Farrapona (43.057091, -6.090410).
Cubrir los 18kms que hay desde Somiedo al aparcamiento de los lagos nos costó cerca de 40 minutos por lo revirada de la carretera, además nos topamos con un pequeño tractor seguido de un Border Collie que nos hizo ir a 20 durante un rato.
Con esto no os quiero asustar o desanimar, pero si podéis evitar circular por ese puerto en hora punta, os ahorraréis alguna cana de más.
Al llegar arriba, pese a que está prohibido, había un par de autocaravanas y alguna camper que tenían pinta de haber pasado la noche allí.
En previsión a que el parking se llenaría, aparcamos en una zona en la que podíamos salir fácil y molestábamos poco aunque estábamos muy, pero que muy escorados a babor, lo que hizo relativamente complicada la tarea de desayunar.
Parecía una película de risa cuando los vasos y las galletas se nos escurrían mesa abajo o el tener que andar en la autocaravana como si estuviéramos en un barco con la mar picada, ja ja ja…
Cuando llegamos había bastantes sitios libres y mejor nivelados, pero molestábamos más…sí…pero nosotros somos así, un poco lelos.
Una vez listos, cogimos los palos de trekking, a Brandy e iniciamos la ruta que rodea los tres primeros lagos. No se trata de una ruta complicada y en 1,5h se puede hacer tranquilamente.
Existe la opción de ir hasta el Lago del Valle, pero con una alerta por ola de calor digamos que meterse 2 horas extra (unos 12,5 kilómetros) sería una irresponsabilidad.

El Lago de la Cueva es el primero de todos y se llega enseguida, a partir de ahí hay que subir una cuesta tendida que te lleva directamente al segundo de los lagos glaciares, el Cerveriz. Por el camino se pasa por la laguna de Almagreta o de la Mina, pero estaba seco.

Siguiendo las señales, dejamos la pista y por una senda algo más pedregosa que el camino anterior llegamos al Lago Calabazosa o Negro, el más grande de los tres lagos glaciares que conforman esta pequeña circular.
Como todavía era pronto, en lugar de seguir la ruta marcada, volvimos al segundo lago y bajamos para coger un sendero que nos permitiera llegar hasta el agua del Lago Calabazosa.

Fuimos hasta ese tercero más que nada porque el agua del segundo daba un poco de asquito con tanta alga, además había muchísimas vacas por allí y el acceso estaba bastante embarrado.
Con el calor ya apretando en serio, bajamos al lago y así Brandy se pudo refrescar un poco.
Según indica en un cartel al inicio de la ruta, el baño en los lagos está prohibido, aunque con ese calor nos estaba entrando una terrible tentación de pegarnos un chapuzón hasta que unos chic@s que se había dado un baño nos advirtieron de que los lagos estaban llenos de sanguijuelas así que se nos pasaron las ganas de chombo de golpe.
Revisamos a Brandy a fondo, pero no le vimos nada, así que volvimos por donde habíamos bajado y nos dirigimos a la entrada de una antigua mina ya cerrada para refugiarnos del implacable sol y comer algo.
Con el depósito lleno y menos sofocados, volvimos a la autocaravana donde nos quedamos hasta media tarde descansando y haciendo un uso intenso del turbovent.
Por la misma zona teníamos un par de rutas pensadas para el día siguiente. La primera era la del Lago del Valle, que va por un camino viejo desde Pola de Somiedo hasta Veigas por el desfiladero de la Malva y la segunda era la Ruta Braña de Sousas, que va por el desfiladero justo debajo de donde estábamos en ese momento, pero hacía tanto calor que nos decantamos por una tercera alternativa: “La Senda del Oso”, una Vía Verde que se inicia (o termina, dependiendo de por donde comiences) en Tuñón y va bastante protegida del sol.
Decidido el plan, arrancamos y nos dirigimos al área de autocaravanas gratuita de San Martín (43.1594, -6.1010), que no se encontraba lejos del inicio la ruta que haríamos al día siguiente.
El área está realmente bien. Nivelada, limpia, en un pequeño pueblo ¡y gratis!, bueno el agua se paga (1€/3min), pero hay que mantener aquello.
Después de que echásemos el ancla, salimos a dar un paseo, ver la zona y cuando Lorenzo se fue acostando, volvimos a cenar, organizar el paseo del día siguiente y a la piltra.
23 de agosto: San Martín – Tuñón – El Entrego (153km)
Después de otra noche toledana sin dormir por el intenso calor, arrancamos y nos aparcamos en Tuñón, más concretamente en el parking que hay junto al lugar de alquiler de bicicletas para hacer la Senda del Oso (43.29163, -5.98265).
Era pronto, así que pudimos elegir plaza para aparcar y, a diferencia de lo que solemos hacer, esta vez aparcamos en un sitio muy bueno: hacía esquina, por lo que podíamos salir sin problemas y rodeada de los pocos árboles que había, garantizando algo de sombra.

Cogimos bien de agua, calzado de trekking ligero, los bastones e iniciamos el bonito paseo.
La senda se inicia 300 metros más adelante del lugar de alquiler de bicis y es bastante largo, aunque con 31ºC a las 09:00am no teníamos intención de hacer un trekking demasiado largo.

Nuestro objetivo para el día era cubrir los 6 kilómetros que hay hasta el refugio donde la Fundación Oso de Asturias tiene en acogida un par de osas que no ha sido posible reinsertarlas en la naturaleza.

Se trata de un paseo muy agradable, con bastante sombra, algunas fuentes por el camino y además pasas por un par de poblaciones con arquitectura típica asturiana, los hórreos.

Los viandantes comparten Vía Verde con bicicletas y, aunque no fue nuestro caso, con gente a caballo. En las cercanías a los pueblos, por tema de acceso, también con algún vehículo a motor.
En poco más de una hora llegamos a los cercados donde están Paca y Molina, las dos osas en acogida. Molina es la osa más joven y Paca bastante más mayor. Hace unos años había una tercera osa, Tola, hermana de Paca, pero murió.
Estuvimos viendo un poco a las pobre osas y le dimos muchas vueltas a nuestra conciencia sobre el objeto turístico en el que se han convertido. Analizando los movimientos típicos de los animales en cautividad, pese a tener 40 hectáreas de cercado, no pudimos evitar hacernos la reflexión de si se les hace más mal que bien a este tipo de animales a través de este tipo de turismo, aunque nosotros mismos hicimos ese paseo para ver a las osas.
Se a como fuere, el calor se estaba volviendo insoportable, así que poco a poco regresamos por donde habíamos ido.
La autocaravana, pese a estar a la sombra, acumulaba una temperatura interior de 35.8ºC y para colmo, se nos había estropeado la manivela que abre la claraboya del turbovent, por lo que no podíamos encenderlo…aquello era terrible!!
Después de comer, nos armamos de valor y soltamos todo el tinglado del ventilador. Por suerte el arreglo fue muy sencillo, apretar un simple tornillo y todo volvió a la normalidad.
Las previsiones no es que fueran muy buenas, ya que marcaban un calor insoportable para las próximas 24h y luego entraría un cambio drástico de tiempo, con fuerte bajada de temperaturas y lluvias hasta donde nos permitía ver la aplicación del tiempo.
Hicimos una valoración rápida y, viendo que eran finales de agosto, entre semana, tardecito y con mala previsión para los próximos días, nos la jugamos y tratamos de visitar una playa que no estaba lejos de allí, la Playa de Aguilar (43.55363, -6.11411), que si podíamos dormir allí, nos permitiría al día siguiente hacer la ruta de los Miradores. Con el plan pensado, recogimos y salimos hacia la costa.
Nada más asomar el morro en lo que eran las cercanías al aparcamiento playero se nos cambió la cara…coches aparcados kilómetros antes, otros tantos atorando un muy desnivelado aparcamiento, otros dando vueltas sin encontrar aparcamiento, barbacoas a reventar, miles y miles de personas en la playa, ¡parecía Bernidorm!, …no, lo siento, la playa no valía el precio social que nos obligaba a pagar, así que dimos la vuelta como pudimos en el parking y escapamos como pudimos de allí.
En la aplicación Parking4night encontramos un aparcamiento junto a un área recreativa muy cerca del río Nalón (43.54018,-6.073428), pero resultó ser un aparcamiento-apartadero muy cerca de la carretera y con poco atractivo turístico y natural así que con templanza miramos el mapa, la aplicación y volvimos a ponernos en marcha, más concretamente al Área Servicios gratuita de “El Entrego” (43.287637, -5.650676).
Se trata de un aparcamiento majo, a las afueras del casco urbano, con una zona de carga y descarga totalmente gratuita.
Al ser un destino únicamente de paso, no es que hiciéramos mucho allí. Aún así, nos acercamos a curiosear un poco por el “Museo de la minería y la Industria” que está justo al lado y dar un pequeño paseo por el carril bici que pasa justo por enfrente del área.
24 de agosto: San Martín – Ucieda – Vitoria(398km)
Hay que reconocer que el área de San Martín, pese a no tener nada espectacular, es un sitio muy tranquilo y por la noche dormimos como lirones.
Los días para esta escapada ya se nos estaban acabando y para colmo, ese día entraba una borrasca que dejaría varios días de fuertes lluvias y bajada drástica de las temperaturas así que no teníamos mucho margen de maniobra.
Pusimos sobre la mesa todas las opciones que teníamos y decidimos ir volviendo a casa, pero visitar por el camino el famoso Bosque de Secuoyas que hay en Cantabria, más concretamente en el Monte Cabezón, cerca de Cabezón de la Sal.
Pensamos que sería un sitio curioso para visitar y sin mucha gente, pero no podíamos estar más equivocados. Según llegamos al lugar nos encontramos con una oleada de gente difícil de creer, por no hablar de que los dos aparcamientos habilitados para visitar el bosque estaban a tope, Aparcamiento 1: 43.320623, -4.257682, Aparcamiento 2: 43.32493, -4.26094.
Un tanto abrumados por lo inesperada de la situación, conseguimos aparcar en un área de picnic que hay cerca del segundo aparcamiento (43.328581, -4.262553).
Pese a haber bastantes campers apostadas y alguna autocaravana, conseguimos aparcar en un sitio que no estaba demasiado desnivelado. Lo malo era que detrás teníamos la única barbacoa de piedra de la zona, así que no había que ser muy inteligente para saber la razón de porqué ese sitio estaba libre.
Viendo la cantidad de gente que estaba visitando el bosque y sabiendo que Brandy tendría que ir atada y que se estresaría bastante (al igual que nosotros), hicimos una nueva valoración de la situación e Irene, que es una auténtica máquina de encontrar alternativas, localizó una que terminaría por salvar un día desastroso: La Ruta de los Puentes Saja-Besaya, en el Parque Natural de Saja-Besaya, Cantabria.

Con las coordenadas localizadas, arrancamos y poco después estábamos aparcados en el área recreativa Saja (43.235454, -4.219515), junto al bar “La Casa del Monte”, una zona de columpios para niños, un montón de mesas y barbacoas en la Campa de Ucieda.
La carretera que llega allí tiene tramos bastante estrechos y tuvimos la suerte de no encontrarnos con ningún vehículo de frente, no sé cómo hubiésemos hecho en tal caso, ¡puf!. No había ninguna autocaravana ni camper allí…eso nos dio pistas…